Silogismos: Casa O’Gorman + Casa Cueva

Este proyecto de arquitectura e ilustración fundamenta su investigación en archivos, publicaciones y fotografías sobre la historia de la construcción moderna en México. Se trata de una narrativa gráfica sobre las permanencias y transformaciones de obras fundamentales del siglo 20 a través de la síntesis, interpretación y contraposición de sus ideales. Los binomios referidos confrontan pensamiento y forma con inferencias deductivas. La suma de las partes avizora significados y motivos críticos de la arquitectura para su futura reconstrucción.

01. Casa O’Gorman + Casa Cueva

© Juan José Kochen + Ximena Rios-Zertuche

A. Construida entre 1929 y 1931 en San Ángel, la Casa O’Gorman rubricó el movimiento moderno en México. Entre grandes aviones, máquinas y supermanzanas, se pensó que la mecanización estandarizada tendría un poder mesiánico de salvación. A sus 24 años, Juan O’Gorman abrevó su propio manifiesto y constituyó el primer laboratorio experimental de la habitación moderna en México. Separó la casa de sus cuatro linderos, la rodeó de vegetación y con base en un módulo básico de 4 metros simplificó el uso aparente del novedoso “polvo mágico” [cemento] haciendo lucir losas aplanadas, columnas esbeltas y ventanales de piso a techo.

Si bien esta casa sería el antecedente del primer proyecto del “Concurso de habitación obrera” convocado por Carlos Obregón Santacilia en 1932, su historia puede leerse a partir de la radicalidad del concreto y prospectiva en molde. Al igual que un par de casas en la colonia Del Valle, estas soluciones de habitación moderna conectaron directamente con el pensamiento
moderno de vanguardia: “la vivienda para el mínimo nivel de vida” asociada a la producción industrial y su serialización. En esta primera obra O’Gorman tomó el avatar de Le Corbusier llevando Vers une Architecture bajo el brazo:

¿Creen ustedes que el ingeniero mecánico, necesite copiar las formas de las máquinas antiguas para estar capacitado a producir el mejoramiento o el invento o la creación mecánica? Las necesidades que pueden ser precisadas y medidas por la ciencia y la arquitectura que resuelve estas necesidades materiales por medio de sus procedimientos científicos, por los medios más adecuados en cada caso, con los materiales y estructuras hechas para ese fin, es la única y verdadera arquitectura técnica, la arquitectura científica, como ustedes le quieran llamar, que no tiene nada que ver con la moda o el modernismo, que está tan alejada de estos equívocos conceptos como pueden estarlo de lejos el aeroplano o la locomotora [Juan O’Gorman, Pláticas sobre arquitectura, Sociedad de Arquitectos Mexicanos, 1933].

© Juan José Kochen + Ximena Rios-Zertuche

B. O’Gorman pasó de funcional a orgánico; de Le Corbusier a Frank Lloyd Wright. La Biblioteca Central de Ciudad Universitaria sería el parangón híbrido: una “gringa vestida de china poblana”, según David Alfaro Siqueiros por la contradicción mecánica-regional. Así el funcionalismo revestido, la integración plástica y la vuelta al origen local. Su primera etapa sería de ensambles replicables mientras la segunda respondería al territorio esculpido por su singularidad.

El funcionalismo redujo al hombre a sus necesidades mecánicas de albergue y por lo tanto le negó la satisfacción de una necesidad de enorme importancia. De 1926 a 1935 trabajé activamente por la implantación del funcionalismo en México, tomando como modelo para mi propio trabajo la arquitectura de Le Corbusier. Lo que por una parte muestra la falta de real orientación y lo vacuo de nuestra enseñanza académico-universitaria y por otra parte mi falta de talento, pues estuvo a mi alcance el conocimiento de la obra de Frank Lloyd Wright, que por entonces ya era la expresión actual de nuestra propia tradición. De este grave error me di cuenta por el año de 1938, en el que dejé la arquitectura para dedicarme a la pintura. Ya en este año se veían claramente las consecuencias degenerativas que resultan lógicamente de la continuación del funcionalismo mecánico, que sólo puede tener aplicación completa cuando la arquitectura se convierte en ingeniería y por lo tanto deja de ser arquitectura [Juan O’Gorman, La degeneración de la arquitectura de nuestra época, 1954].

© Juan José Kochen + Ximena Rios-Zertuche

La “Casa Cueva” en San Jerónimo se construyó a la par del nuevo campus universitario entre 1951 y 1952. Con motivos prehispánicos, roca volcánica y cactus endémicos, O’Gorman redirigió su laboratorio moderno con procesos artesanales seleccionando cada piedra y mosaico dando forma a dioses, soles, lunas, mariposas, serpientes y jaguares.

Es demasiado rara para los mexicanos pero a lo mejor inicia una nueva tradición regional. La mayoría de los mortales, quizá, tenga su casa por castillo, pero el arquitecto a menudo considera la suya como un laboratorio. Para poner a prueba sus ideas sobre la vivienda, él y su familia son capaces de comer en semicuevas, usar sillas de pedestal, dormir en recámaras subterráneas y cultivar jardines murales. Esta es, considero, el único y verdadero trabajo creativo que he hecho. Los otros fueron más o menos poco originales [“Juan O´Gorman construye una casa”, en El Universal, 9 de enero 1952].

La modernidad resistió; la primera casa, a un costado de la Casa-Estudio Diego Riva y Frida Kahlo, fue restaurada en 2012 y actualmente está bajo custodia del Instituto Nacional de Bellas Artes. La arquitectura orgánica sucumbió al cambio de propietario y fue destruida a finales de los sesenta.

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Sobre este autor/a
Cita: Juan José Kochen + Ximena Rios-Zertuche. "Silogismos: Casa O’Gorman + Casa Cueva" 31 ago 2018. ArchDaily en Español. Accedido el . <https://www.archdaily.cl/cl/901135/silogismos-casa-ogorman-plus-casa-cueva> ISSN 0719-8914

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