- Año: 2018
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Fotografías:David Zarzoso
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Proveedores: Bulthaup, CARMENES, Dynamobel, Flos, HAY, Point, Santa & Cole
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Situada en un pequeño valle del Vallès, en Cataluña, se trata de una masía que renació hace unos años con la creación de una importante cuadra de caballos, ligada a la finca. El diseño de la vivienda parte de una edificación principal de tres plantas, de estructura muy austera, a la que posteriormente se han incorporado edificios mucho más bajos.
Independientemente de querer darles un nuevo uso a las edificaciones, el principal desafío ha sido conseguir que los diferentes volúmenes dialoguen entre ellos, actuando finalmente como un mismo grupo y no como los edificios independientes que habían sido. Para reconectarlos una gran pérgola metálica, en acabado gris antracita, abraza tanto la parte frontal como la posterior de la vivienda, y sus anexos.
Estas consideraciones de diseño se extienden al interior, en busca de una armonía entre la dilatada paleta de materiales arcaicos, bóvedas, y piedras de mampostería que ya vestían la vivienda originalmente. Para crear una atmósfera minimalista se unifica la tonalidad de todos los elementos a través de una veladura en color blanco, aplicada tanto en paredes como en techos. En pavimentos, aunque se han intentado mantener todos los materiales originales, como la cerámica de adobe, el mal estado de algunas superficies, y las marcas de las divisiones anteriores, han llevado a recubrir en microcemento la planta baja y en madera de roble natural las plantas superiores.
Cada una de las plantas de la vivienda está dividida en tres territorios, uno central y dos laterales. Para enriquecer la experiencia de transición entre ellas una de las decisiones clave ha sido la integración de la escalera abovedada (elemento que impedía anteriormente que fuera simétrico el espacio). Forrando parte de ella en chapa de hierro se modifica visualmente su estructura, consiguiendo una sensación mucho más contemporánea del interior. Junto a su origen se ha creado un muro-contenedor con una altura estratégica para provocar una separación visual entre la mesa del comedor y el exterior.
Otro espacio significativo es una de los edificios rehabilitados que cuenta con acceso desde la calle, desvinculado de la vivienda principal. Diseñado para acoger eventos o reuniones familiares, se ha decidido mantener su estructura a dos aguas, limpiando los caballos metálicos y creando un módulo de madera de roble que integra la cocina, los baños y un acceso al exterior de la casa. El suelo de microcemento funciona como fondo neutro, y el diseño de una gran mesa y una gran zona de estar completan el espacio. Para marcar el nuevo límite entre el exterior y el interior, los arcos de la fachada se han delimitado mediante estructuras metálicas y cristal, además de un cierre textil. Siguiendo las líneas de la edificación el siguiente volumen emplea la planta baja como almacén, y sobre éste residen los masoveros. Este edificio, conectado con la sala de juegos de mesa, dibuja cuatro arcos cuya iluminación hace las veces de lámpara al exterior enfrentada a la vivienda.
La pérgola de la parte posterior, que funciona como zona de verano, refuerza el diálogo entre la vivienda y el jardín. Simbólicamente asociado a un antiguo arco, una nueva estructura metálica trata de simplificar la pequeña construcción que había antes. Cabe destacar un anexo unido a la vivienda principal, en acabado monocapa en gris antracita, provisto de grandes porticones plegables de hierro negro que permiten entrever las antiguas perforaciones de ladrillo visto.
Enfrentada a esta parte posterior se ha construido una piscina, acompañada de una edificación antigua que se ha rehabilitado para alojar vestuarios y aseos. El recinto no sólo lo resumen estas edificaciones, sino también el jardín que se integra en el propio bosque, haciendo de éste un espacio sin límites visuales.