- Área: 65 m²
- Año: 2017
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Fotografías:José Hevia
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Valorar lo pequeño, lo diminuto, lo casi imperceptible. Observar y atender la arquitectura de cerca, de muy cerca. Perseguir y ser perseguidos por el último detalle, sin opción a detenerse antes. Llegar, en cierto caso, hasta el árido con el que se ejecutará la junta entre dos baldosas, hacer que el proyecto dependa de él, saber que el proyecto depende de él.
La intervención consiste en la reforma interior de un piso antiguo situado en el barrio de Gracia de Barcelona.
Se trata de un piso pasante, con una fachada a calle y la otra a interior de manzana. El piso está compuesto por tres crujías, dos de ellas tienen fachada, la central es completamente interior.
El proyecto concentra sus esfuerzos en una sola estrategia, consistente en abrir el piso longitudinalmente. Todo el proyecto se condensa en un solo gesto que consigue conectar visualmente calle y patio interior, acercando ambas fachadas opuestas y, hasta ahora, distantes. Un único elemento protagoniza esta estrategia. Un nuevo armario cruza toda la vivienda de un extremo a otro. Este nuevo elemento organiza el espacio y conecta física y visualmente todo el piso de un extremo a otro.
Como elemento nuevo y autónomo se introduce en la casa de Laia y Biel casi como escultura, independiente y exento del perímetro que lo contiene. Se ejecuta con un material noble, cálido y voluntariamente diferente del blanco que caracteriza el espacio que lo contiene.
El nuevo pavimento se organiza como alfombra donde apoyar este nuevo armario. La historia de este pavimento tiene memoria, acepta sus preexistencias y propone transformarlas. La historia del nuevo pavimento podría entenderse como un palimpsesto. Había, en un estado previo, un pavimento de baldosas de barro de 13x13cm colocado en diagonal. Su estado no era muy bueno, estaba parcialmente levantado, había bastantes parches y diferentes tipos de barro fruto de apaños y remedios superpuestos. Se decide sustituir el pavimento por uno nuevo hidráulico.
El nuevo pavimento tiene el mismo tamaño, 13x13cm, que el existente y también se coloca en diagonal. Se encinta todo su perímetro, habitación por habitación, con unas piezas especiales, de borde que consiguen un buen remate contra el perímetro de la obra. También se hacen piezas especiales para conseguir una alfombra longitudinal donde apoyar el nuevo armario. Pero un pavimento de baldosas no es sólo un pavimento de baldosas, es un pavimento de baldosas y la junta entre ellas. Y aquí entran de nuevo en juego las viejas baldosas de barro.
Las baldosas existentes se limpian y se trituran para obtener un árido de unos 5-8mm. Este árido se utiliza para hacer la junta entre las baldosas. La junta es bastante ancha, de 1cm de grosor, se ejecuta con lechada de mortero blanco y árido rojizo proveniente de las baldosas de barro. El tamaño del árido machacado es adecuado para el tamaño de la junta. Posteriormente todo se pule, baldosa y junta.
Así la intervención desde sus líneas más generales hasta el detalle más concreto es capaz de leer y entender el lugar donde se actúa, es capaz de transformarlo y manipularlo, para conseguir mejorarlo y llevarlo más allá.