- Área: 2350 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Niveditaa Gupta
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Proveedores: Cerrajería El Río s.l., Cerrajería Hermanos Pajarero s.l., García Arisco s.l., Pulimentos MC s.l., Rústicos Toledo s.l.
“Camuflaje rural”
Nos trasladamos a un entorno completamente rural. De repente todo es más tranquilo, las horas parecen ir más lentas, y se respira calidad de vida en cada rincón. La gente es amable y no sólo saluda cuando te cruzas con ella, sino que parece hasta casi obligatorio pararse y hablar un poco con el otro.
Nuestro cliente nos encargó una casa de campo cómoda en la que disfrutar de su jubilación, volviendo al pueblo donde se crió. Miles de recuerdos de infancia le venían a la mente en cada visita que hacíamos con él para seguir la evolución de la obra. El solar amplio nos permitía desarrollar una vivienda cómoda en una sola planta, que decidimos fragmentar en módulos alargados que unen la calle con el patio trasero. Unos módulos tienen forma de “casita” a dos aguas, otros son prismas de cubierta plana.
Es en la combinación intercalada de éstas piezas donde surge el proyecto. La casa de campo, que parece ser en realidad varias casas si la miras desde fuera, se convierte en su interior en una sucesión de espacios amplios con distintas alturas, regados por la luz natural por todas partes. Nos parecía una falta de respeto hacia el contexto jugar con lenguajes demasiado modernos en ésta casa, por lo que decidimos, sin complejos, usar elementos rústicos provenientes del imaginario colectivo local en nuestro proyecto.
De ésta forma, conseguimos una casa de campo con aspecto rural, bien integrada en su entorno, pero que por otro lado no es para nada una vivienda habitual allí, ya que en el fondo es una vivienda completamente diferente a cualquier otra de las que se suelen construir en el pueblo tanto en planta como en volumetría y espacialidad. Vestimos el proyecto con texturas, materiales, elementos constructivos y juegos formales propios de lo que imaginamos que encontraríamos en un pueblo de la zona, pero jugamos con técnicas proyectuales contemporáneas para concebir el edificio.
En los campos que rodean el lugar podemos encontrar numerosos secaderos de tabaco abandonados, que son unas edificaciones agrícolas que tenían fachadas construidas a base de celosías de ladrillo visto, para fomentar la ventilación cruzada en su interior, y así secar mejor las hojas de tabaco que se colgaban en su interior. Como arquitectos, los secaderos nos parecían demasiado atractivos como para no incorporarlos de alguna forma en nuestra casa de campo, así que decidimos crear unas dobles fachadas ventiladas en determinados paños de la vivienda para reducir de forma pasiva y natural la afección del sol en el interior de la casa.
Las ventanas se señalaron con dinteles de madera, se utilizó rejería de forja tradicional y carpinterías y persianas color verde carruaje, etc. todo elementos propios del imaginario colectivo sobre el mundo rural, sin que necesariamente sean elementos utilizados en la arquitectura tradicional de la zona. Una casa de campo con planta y espacialidad contemporánea, pero camuflada en el mundo rural mediante elementos simbólicos de la arquitectura de pueblo.