Con motivo del fallecimiento del prolífico arquitecto ecuatoriano Rubén Moreira (1939-2018) el pasado viernes 13 de julio en Quito, el equipo de la Revista Trama integrado por Evelia Peralta, Rolando Moya Tasquer y Rómulo Moya Peralta ha compartido las siguientes palabras a modo de homenaje al histórico arquitecto, académico y presidente gremial.
Despedimos a Rubén Moreira con pesar, profundamente consternados por su partida, cuando aún tenía mucho para pensar y desarrollar, para dar y vivir.
No olvidaremos al ser humano y al arquitecto que ha dejado una huella imborrable en la arquitectura del Ecuador. Podemos atestiguar su profunda calidad humana, fue solidario y amigo, consecuente con sus ideales y convicciones; nos encontramos con él en diversas oportunidades a lo largo de más de 42 años, siempre buscando aportar a una construcción más justa y más bella de la sociedad, la ciudad, la arquitectura, las instituciones, la docencia, los seres humanos.
Lo dijimos en Trama, cuando le rendimos en vida un merecido homenaje, a quien siempre fue un valioso y generoso colaborador. Es poco común encontrar arquitectos que abarquen tan amplia gama de manifestaciones teóricas y prácticas de la profesión con total compromiso y reconocida calidad.
Rubén Moreira abordó el diseño arquitectónico, el desarrollo urbano, la rehabilitación urbana y arquitectónica, la investigación y la crítica, la historia de la arquitectura y la docencia, la actividad gremial, la difusión y defensa de la profesión, de la ciudad y la arquitectura, en especial de la arquitectura moderna, lo hizo con solvencia, acuciosidad y firmeza a lo largo de una vida intensa y productiva. A la arquitectura moderna, contemporánea de su tiempo, en especial de Quito, la nutrió desde la teoría como crítico, investigador, historiador y docente dando pasos significativos y creando sólidos cimientos para la Historia de la Arquitectura Moderna en Ecuador que plasmó en el MAE (Museo de la Arquitectura Ecuatoriana) y, desde la práctica, con su destacada actuación como diseñador arquitectónico en concursos y obras paradigmáticas en el Grupo 6, en otros equipos y en su estudio-taller de arquitectura, adaptando con notables logros el pensamiento de la arquitectura moderna a las realidades y proyecciones locales.
Ocupó altas dignidades en instituciones como la Universidad Central y el Colegio de Arquitectos, a las que llegó al merecer la confianza de quienes dirigía, por su compromiso, posición ética y el respeto de profundos valores humanos y sociales, y la seguridad en sus cualidades y sólida formación profesional y humana; abogó por elevar en todos los casos la institucionalidad al servicio de la sociedad, siempre buscó ser coherente.
Serio, responsable y meticuloso, profundamente racionalista, laico en sus posiciones, tomaba su tiempo para buscar las palabras y conceptos justos. En el ejercicio profesional valoró siempre el trabajo en equipo, la crítica, la autocrítica y el diálogo.
Quedan sus numerosos escritos, trabajos y obras en las que participó, para demostrar que se puede hacer ciudad y arquitectura de calidad, incluso con recursos limitados para los sectores sociales populares y desde el ámbito público. Como ser humano mostró su entereza para afrontar irremediables y dolorosas pérdidas, en definitiva, siempre expresó su amor, su solidaridad y compromiso por la vida, en la que continuó aportando su trabajo con inteligencia, creatividad y responsabilidad social.
Rubén Moreira deja una huella perdurable.
Con profundo afecto y respeto le rendimos este sincero homenaje.
Rubén Moreira, valiosa huella en la historia y arquitectura ecuatoriana
Es poco común encontrar arquitectos que abarquen una amplia gama de manifestaciones teóricas y prácticas de la profesión. Este es el caso de Rubén Moreira 1, quien con similar y destacada solvencia aborda el diseño arquitectónico, la investigación y la crítica, la historia de la arquitectura y la docencia.