Este artículo fue originalmente publicado en Common Edge bajo el título "Architecture Ignores History At Its Own Peril."
No podemos negar la gravedad, pero para los arquitectos, la gravedad tiene un significado especial: es la fuerza esencial a ser tratada. El clima, la energía y los materiales también importan, pero todos tienen realidades locales específicas de su ubicación.
La gravedad es una constante permanente, pero hay otro elemento universal en el diseño: la historia, todo lo que ha pasado sobre los objetos y los lugares en el proceso de la idea a la realidad. Ya sea que existan "razones" para que un edificio se diseñe o construya de una determinada manera, la historia es un factor que influye intrínsecamente.
La historia es una constante, no una temporalidad estética anterior al siglo XX y post-contemporánea. La historia y el tiempo son un hecho inevitable. No importa cuán seductoras sean las nuevas imágenes, los arquitectos no pueden congelar el tiempo ni controlar la historia del futuro.
Es momento de acabar con el pensamiento mágico, los arquitectos no crean ni dan forma a la historia, sino que respondemos a ella tal y como respondemos a la gravedad.
Los edificios por sí mismos ya son parte de nuestra cultura sin necesitar precedentes o réplicas. Ninguna imitación del pasado hará que los edificios nuevos sean nuevos, ninguna estética abstracta puede negar con éxito el mundo que la rodea.
El advenimiento de la Inteligencia Artificial ocurrirá lo suficientemente pronto y el único valor legítimo más allá de la arquitectura estética que puede ofrecer nuestra cultura será la creatividad humana, cosa que ninguna tecnología puede imitar, independientemente del estilo.
La tecnología altera la arquitectura, sin importar el pensamiento mágico de la racionalización basada en el estilo que apliquemos. Nadie dijo: "Necesitamos edificios más altos, inventemos el acero". El acero apareció y los rascacielos fueron el resultado. Ese hecho histórico lo cambió todo: calefacción central, fachadas, electricidad, elevadores. Cada cambio tecnológico crea un cambio estético, porque si se aplica tiene realidades visuales y funcionales.
Mi suposición es que la agitación tecnológica de este siglo despegará fuera de todo. En esta era donde nuestra alfabetización cultural a menudo se traslada a la profundidad de una guerra en Twitter, la única forma en que la creatividad humana es innegablemente importante es en la realidad de su historia. Eso significa que los arquitectos, los medios arquitectónicos y el motor académico podrían beneficiarse de una pausa de sus rituales defensivos y mirar hacia una escala mayor.
La amplitud de la arquitectura en la capacitación, la práctica y la publicación debe ser tan diversa como la historia, no tan egoísta y exclusiva como la polémica de cualquier proyecto individual. Eso significa poner fin a la clasificación presente consciente del estilo de lo que se celebra y se enseña.
Existen formas específicas de pensar la arquitectura que simplemente no interactúan con la cultura actual. Estas distinciones son evidentes en las instituciones que están llenas de exposición mediática, que alaban la enseñanza de la mentalidad bipolar de la expresión arquitectónica. Pero los sitios web y las revistas publican una estética muy consistente, entonces, ¿por qué no abrir políticas editoriales para proporcionar exposiciones de todo tipo? En los lugares en los que he estado y con las personas que conozco, regularmente siempre se habla de la historia con amor y odio. Por lo tanto, las escuelas deben explorar la diversidad estética y contratar diseñadores docentes que aporten una variedad de perspectivas, desde lo abstracto, pasando por lo etnocéntrico, lo historicista, lo tecnocrático y todo lo demás.
Estoy seguro de que hay quienes declaran en voz alta que ahora tenemos diversidad, que las distinciones son simplemente cuestión de gustos. La segregación de enfoques entre la adoración de la historia y la negación de la misma es bastante efectiva entre estas instituciones. La historia misma no se refiere ni se niega a sí misma: porque la historia es lo que es toda nuestra cultura, no solo las partes que escogemos.
No hay respuestas fáciles para un momento en que el cambio será radical y generalizado. Los arquitectos más maduros no pueden saber cuáles serán las preguntas en la fusión inevitable de la próxima generación con A.I., pero estos arquitectos puede ver cómo nuestro impulso natural de crear "estilo" como mecanismo de defensa se convierte en un factor importante en nuestros días.
Los hechos de la perspectiva y la creatividad pueden volverse mudos e invisibles en el próximo maremoto. Si nos cerramos a lo inmediato como lo es nuestro GPS, dejamos de ver el paisaje de la historia sin saber hacia dónde vamos, simplemente porque no lo necesitamos. Si confiamos solo en lo que proporciona la tecnología, ignoraremos deliberadamente la creatividad vital que es la esencia de nuestra historia.
Olvidar la historia sería como olvidar la gravedad. Los arquitectos no pueden esconderse de los hechos que brinda. La visión de Le Corbusier para París no se convirtió en el futuro urbano de la ciudad. Las nuevas universidades residenciales de Yale no son antiguas. La historia forma parte de todo, porque es la verdad, no un estilo. En arquitectura, tendemos a utilizar la estética superficial que se ve en la historia para justificar el naufragio o la reproducción del pasado. Pero lo nuevo no existe para simplemente invalidar o replicar lo viejo.
Duo Dickinson ha sido arquitecto por más de 30 años. Es autor de ocho libros, crítico de arquitectura para el New Haven Register, escribe sobre diseño y cultura para el Hartford Courant y es miembro de la facultad del Building Beauty Program en el Instituto Sant'Anna en Sorrento, Italia.