Este artículo fue publicado originalmente en Metropolis Magazine como "The Fascinating History of Le Corbusier’s Lost Barge."
Este invierno, Francia experimentó una de la temporada de lluvias más fuertes que se han visto en 50 años. En París, el Sena inundó los bancos, sumergió parques, calles e interrumpió el servicio del metro. El diluvio también reclamaba una obra arquitectónica. El 8 de febrero, la Louise-Catherine, una barcaza de concreto intervenida por Le Corbusier, se deslizó por debajo de las turbias aguas del Sena y se detuvo al fondo del río en Quai D'Austerlitz, al este de París.
A medida que disminuyeron las aguas, la proa de la barcaza de 100 años de antiguedad, se atascó en el muelle y la arrojó al río, según Le Parisien. Aunque los bomberos estaban presentes e intentaron salvarla, se llenó de agua y se hundió en cuestión de minutos.
La Louise-Catherine nació en 1915 como una barcaza de concreto llamada Lieja que transportó carbón desde la ciudad portuaria de Rouen al sur de París durante la Primera Guerra Mundial. En 1929, el Ejército de Salvación compró el Lieja y contrató a Le Corbusier (Charles-Édouard Jeanneret) para convertir el buque en un refugio flotante para los desamparados de París.
Según el profesor de la Universidad de Nueva York y erudito de Le Corbusier, Jean-Louis Cohen, el proyecto fue completado en parte, por la heredera de la máquina de coser estadounidense Winnaretta Singer Polignac, quien fue una importante defensora de proyectos artísticos y caritativos en París. Otra partidaria del proyecto fue Madeleine Zillhardt, quién nombró la barca en honor a su compañera de toda la vida: la pintora Louise-Catherine Breslau. Al mismo tiempo, Le Corbusier se encontraba trabajando en un proyecto de vivienda pública para el Ejército de Salvación, el Refugio Cité en el 13er Arrondissement de París, que también fue financiado por el cantante Polignac.
La fascinación de Le Corbusier por los barcos se remonta a su infancia. Cohen escribe en un próximo libro, Le Corbusier: The Built Work (Monacelli, 2018): "Tan grande fue la fascinación del joven Jeanneret por los barcos y transatlánticos que, incluso los textos Adolf Loos en 1913 lo recalcan."
En el caso de la Louise-Catherine, Le Corbusier reconfiguró la barca de 70 metros de largo para albergar 148 camas, un comedor, una cocina, cuartos para un capitán y un director de programa, así como un pequeño jardín colgante. También se agregaron espacios adicionales para dormir, lo que permitió que Louise-Catherine refugiara en su máxima capacidad a casi 200 personas.
Cohen escribe que la principal preocupación de Le Corbusier con la Louise-Catherine era acomodar tantos catres como fuera posible dentro de los limitados confines de la barca. El espacio estaba puntuado por columnas de concreto y dividido en tres cámaras. El interior se iluminaba con una ventana de cinta que corría a lo largo de la cabina.
Durante el invierno, Louise-Catherine sirvió de refugio para personas sin hogar que a menudo dormían bajo los puentes que rodean el Sena. En el verano viajó a las afueras de la ciudad para servir como un campamento de verano para niños parisinos. Debido a problemas de inseguridad y fugas, Louise-Catherine dejó de dar servicio como refugio en 1994. En 2008, la ciudad de París reconoció formalmente la barca como monumento histórico.
Sin embargo, como era de esperarse, el abandono de casi un siglo pasó factura. La Louise-Catherine, yacía sobria con el concreto expuesto al interior y al exterior, salvo por 84 columnas pintadas de azul y algunos graffitis. Las literas originales se quitaron para dar paso al espacio de exhibición planificado, revelando su propósito utilitario original de transportar carbón. Desde el muelle se apreciaba la limpieza de la geometría de la ventana horizontal que alcanzó su punto máximo por encima del Quai D'Austerlitz, convirtiéndose en una pieza de historia flotante.
Antes de hundirse, la Louise-Catherine estaba en planes de ser restaurada. La Asociación Louise-Catherine, un grupo de caridad que la adquirió del Ejército de Salvación en 2006, estaba en proceso de intervenir la barca de Le Corbusier.
Alice Kertekian, miembro de la Asociación, comentó en Le Figaro, que la asociación tiene la intención de rescatar el buque, pero hasta que las aguas del Sena disminuyan, los buceadores no pueden evaluar la condición de la barca.