El Observatorio Metropolitano de la Vivienda de Barcelona, creado con el objetivo de aportar tanto a la ciudadanía como a las administraciones públicas información y herramientas necesarias para evaluar y diseñar políticas de vivienda, ha dado a conocer los primeros resultados obtenidos del trabajo realizado durante el año 2017.
El informe arroja resultados preocupantes y permiten dar visibilidad a la complicada y problemática realidad que viven muchos ciudadanos a los que les resulta muy difícil o simplemente imposible afrontar las tasas de alquiler tan elevadas que actualmente se están alcanzando en Barcelona y prácticamente en el resto de ciudades españolas.
En este sentido y según los resultados obtenidos, el 16% de la población del Área Metropolitana de la capital condal vive en viviendas que le suponen un coste superior al 40% de sus ingresos. Este hecho se denomina tasa de sobrecarga, la cual indica el porcentaje de población que vive en hogares que tienen que destinar más de un 40% de sus ingresos al pago de los gastos de la vivienda -que comprenden el pago de la vivienda y el de los suministros asociados: agua, luz y gas.
Aunque la tasa de sobrecarga varía mucho dependiendo de los ingresos de los ciudadanos y ciudadanas, este estudio calcula que la tasa de sobrecarga de la población que vive de alquiler ha subido al 42,7% en Barcelona, y al 42,2%, en el resto del área metropolitana.
Por lo tanto, y si se tienen en cuenta los hogares en alquiler del Área Metropolitana de Barcelona y la dimensión media de los hogares, se estima que más de 300.000 personas estarían realizando un sobreesfuerzo para poder asumir el alquiler. Hay que tener presente, además, que estas son las tasas de sobrecarga en alquiler más elevadas de toda Europa.
Es evidente, que este sobreesfuerzo por parte de la población y, en algunos casos, la imposibilidad de afrontar dichas tasas de alquiler está teniendo consecuencias muy negativas para el tejido social de los barrios y ciudades del Área Metropolitana de Barcelona. El aumento de la desigualdad residencial y de la vulnerabilidad en los barrios, el descenso del número de jóvenes con posibilidades reales de emancipación, el aumento de desahucios y de personas mal alojadas y el incremento de solicitantes de vivienda protegida y de solicitudes de ayudas para el pago del alquiler, son algunas de las lamentables consecuencias que está provocando el “boom” del alquiler en Barcelona y que podrían extrapolarse a otras ciudades españolas como Madrid.
No es por tanto sorprendente comprobar como el porcentaje de población que tras un cambio de domicilio ha seguido dentro del mismo barrio o la misma ciudad (tasa de autocontención) ha descendiendo, pasando del 77,6% en 2013 al 73% en 2016.
Por otro lado, es importante destacar como los hogares con ingresos iguales o inferiores a 2,5 veces el SMI (sueldo mínimo interprofesional) han visto empeorar las condiciones de acceso a las viviendas de alquiler desde el inicio de la "Recuperación económica" del año 2015. En el año 2014 el esfuerzo de acceso a una vivienda para un hogar en alquiler en Barcelona era del 42,7% y el año 2017 del 49,4%. De esta manera, en la mayoría de municipios del Área metropolitana de Barcelona, se requiere disponer de ingresos mensuales superiores a los 2.000 euros para poder hacer frente al pago de una vivienda de alquiler de precio medio de mercado en el año 2017.
Otro dato sorprendente que refleja el informe es que el alquiler conlleva un gasto equiparable al que deben hacer quienes viven en una vivienda en propiedad. Así, en 2016 los hogares del área metropolitana de Barcelona que vivían en una vivienda de alquiler destinaban un gasto medio de 789 € mensuales, mientras que los que vivían en una vivienda en propiedad destinaban 798 € mensuales.
Por último, el informe realiza una comparación con otros países como Francia y Alemania en los cuales ya se están adoptando medidas para proteger al inquilino de la subida indiscriminada de los precios de alquiler. En este sentido, actualmente en España no existe ninguna protección legal que garantice una estabilidad de tenencia en el alquiler más allá de la duración del contrato, mientras que la seguridad de tenencia de los inquilinos se garantiza virtualmente sin limitación de tiempo en Francia y Alemania, salvo algunos supuestos. Por ejemplo, y según el informe, en Berlín, el contrato habitual es de duración indefinida y en París, aunque la duración es de 3 o 6 años, al finalizar el contrato, se renueva forzosamente y en las mismas condiciones, salvo algunos supuestos. Además, en ambas ciudades los precios de las renovaciones de los contratos de alquiler están limitados.
Todos estos datos y las conclusiones que de ellos se puedan extraer dejan claro que es necesaria la inminente intervención y actuación de las Administraciones Públicas competentes para poder cambiar y diseñar políticas de vivienda más justas que consigan mejorar los contratos de alquiler, estabilizar sus precios y adaptarlos a la realidad actual del país.