- Área: 2110 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Federico Cairoli
EL BARRIO
A partir de su ubicación privilegiada en el ejido urbano, contigua al área central a la vez que próxima al borde fluvial; de sus atractivos paisajísticos y de su rica historia, expresada en un importante acervo cultural patrimonial -hoy en franca recuperación- Barrio Candioti representa históricamente una de las mejores opciones para vivir en Santa Fe.
Parte importante de esa historia, calle Güemes surgió y se desarrolló en estrecha relación con la vida que proponía el ferrocarril en su entorno, con la Estación Belgrano sobre el Boulevar Galvez como hito, nodo principal, “nave insignia” de aquella –perdida- vitalidad urbana.
En paralelo con la recuperación general que se da en el sector, la hoy avenida Güemes va cobrando nuevo protagonismo, sobre todo a partir de la reconversión planteada por el nuevo Reglamento de Ordenamiento Urbano -recientemente puesto en vigencia-, cuyas directrices la potencian como corredor vial de media y alta densidad habitacional: resulta ser el frente más próximo a la laguna Setúbal en el que se admite edificación en altura, al preservarse el resto del barrio de estas construcciones; como valor agregado tiene garantizadas visuales y expansiones netas hacia el paisaje fluvial.
EL CONJUNTO
Dado este contexto, el Conjunto Güemes se concibe como expresión de una “nueva ciudad”, más densa, pero equilibrada, respetuosa del contexto barrial; en franca vinculación con el paisaje urbano y su entorno natural: islas, costaneras, laguna Setúbal al norte y este; Puerto y Boulevar Galvez al sur, y el barrio al oeste: se trata de la primer construcción en altura que la nueva reglamentación admite en la zona, por lo que aprovecha su enclave con 360º francos de visuales.
El agrupamiento es exento de medianeras en prácticamente todo su desarrollo: una torre de perímetro libre aloja 12 semipisos en los niveles superiores; una especie de “placa” alargada contiene 12 unidades en el basamento, a las que se accede por un palier abierto central y un corredor-galería ubicado al sur; la articulación se da a través de un hall semi-cubierto, visualmente “atravesable” a manera de balcón a la ciudad.
Por su ubicación al centro de la planta este dispositivo otorga aislamiento y privacidad a las unidades –que quedan con escaso o nulo contacto entre ellas-, facilita una adecuada distribución y sectorización interior, a la vez que garantiza óptimas condiciones de iluminación natural y ventilaciones cruzadas en todas las dependencias, incluyendo baños y cocinas. La doble orientación y las expansiones en los ambientes principales son características poco comunes en los ph convencionales.
La secuencia de estos espacios, palieres-balcón, corredores-galerías, la propia escalera transparente, genera una especie de “sistema” que refleja la diversidad y vitalidad de lo urbano a escala del conjunto, mediante lugares abiertos y permeables que invitan a permanecer, a encontrarse, a habitarlos. En el último nivel terraza, quincho y pileta rematan la idea de encontrarse en el vecindario, comer un asado mientras se disfruta del río, las islas, la laguna, casi como si estuviéramos en una quinta de Colastine, o de Rincón, cualquiera de aquellas que tan bien describía nuestro Juan Jose Saer.
Replicar la sociabilidad intrínseca a la ciudad en conjuntos con veredas, zaguanes, jardines, patios y terrazas en altura, en una especie de reproducción a escala del tejido residencial en los que se insertan, es la búsqueda. Estos conjuntos no son “edificios” en un sentido estricto, densifican sin saturar, persiguen la idea de otorgar a cada vivienda las cualidades de una casa, en oposición al departamento encajonado del edificio tipo entre medianeras. Es por esto que preferimos denominarlos, más que “edificio de departamentos”, VECINDARIOS EN ALTURA.