Mañana viernes 4 de Agosto se celebra el Día del Arquitecto en Chile como conmemoración de la constitución del Colegio de Arquitectos de 1942. Como cada año, la institución hará entrega de los premios CA, instancia que destaca a los arquitectos y personas que han sido actores relevantes en distintos campos relacionados a la profesión. La nómina de ganadores ya se ha hecho pública y me ha dejado un gusto amargo...
En el listado hay sin duda, figuras admirables, como el caso de Guillermo Hevia quien ha presentado desde muy temprana edad una interesante producción arquitectónica. Aparecen nombres míticos en el desarrollo de nuestra profesión, como Lucho Goldsack, quien mucho antes de recibir este premio ya había sido honrado con el título al mejor profesor de la FAU por sus propios alumnos, o Cristóbal Molina, quien impulsó la creación de un Área de Arquitectura dentro del Consejo de la Cultura, logrando avances impensados en la valoración de nuestra disciplina.
Felicito el hecho de que profesionales que han sido de gran inspiración puedan recibir este merecido reconocimiento, pero me sorprende y entristece la completa ausencia de nombres femeninos en la lista de premiados. Los 7 galardones entregados exclusivamente a hombres desestima el talento de las arquitectas en Chile, empañando así la imagen de una institución que debiera velar por los intereses de todos los miembros de su gremio por igual. Por favor, no me malinterpreten. El tema de valorar a una profesional por el único hecho de que sea mujer no es la bandera de lucha que intento enarbolar. Lo que busco y exijo de una institución que dice velar por el bienestar de sus colegiados, es que lo haga de manera pluralista e inclusiva.
A través de actos como este, el Colegio de Arquitectos nos muestra una mirada hacia la profesión en nuestro país y una voluntad de cómo pretende que siga siendo su desarrollo. Yo espero de mi profesión, así como también de mi sociedad, mayores espacios de representación de las mujeres y de visibilidad de la contribución que hacen en cada una de las áreas en las que se desempeñen. Si la entrega de estos galardones busca difundir los éxitos de nuestra disciplina y fomentar su desarrollo, el Colegio de Arquitectos está entregando una mirada completamente sesgada al dejar fuera un porcentaje importante de sus profesionales, las mujeres.
Recuerdo que hace unos 6 años, cuando hacía clases en una Escuela de Arquitectura, una estudiante me preguntó: “Profe, por qué no hay tantas arquitectas famosas y conocemos casi puros hombres?”. En ese momento me enredé con la respuesta y terminé diciéndole a la chica que si no había tantas mujeres arquitectas que destacasen en la escena nacional, nos correspondía a nosotras cambiar el panorama. El mensaje que en ese entonces me pareció una respuesta absolutamente naif, es el aliento mínimo que esperaría recibir de una institución que vela por el bienestar de todos sus colegiados por igual ¿Qué señal estamos dando a esas estudiantes de arquitectura inquietas, presentándoles un panel de premiados en el que ninguna figura femenina parece haber estado a la altura de sus colegas hombres? En una disciplina en la que nos enorgullecemos de estar a la vanguardia de muchos avances de nuestra sociedad, que no se vea como tema prioritario dar mayor espacio de participación a las mujeres resulta vergonzoso.
Hago un llamado al Colegio de Arquitectos a recapacitar en los objetivos que persigue a través de acciones como la entrega de estos premios, y que considere como parte de sus lineamientos institucionales asumir un liderazgo en el reconocimiento de las contribuciones que las arquitectas hacemos a la profesión. Corresponde a instituciones de este tipo velar por el bienestar profesional de los miembros de su gremio en general, entregando el mismo reconocimiento y valoración tanto a arquitectos como arquitectas, entendiendo las desigualdades existentes y pensando acciones que contribuyan a eliminar los sesgos de género en nuestra sociedad.
