En 1981, el recién electo presidente de Francia, François Miterrand, presentó un proyecto para renovar las instituciones culturales del país. Uno de sus anuncios más importantes fue la remodelación y reorganización del Louvre.
Dos años más tarde, tras una gira que lo llevó a Europa y Estados Unidos, Mitterrand encargó el proyecto al arquitecto chino-estadounidense I.M. Pei. Era la primera vez que un arquitecto extranjero se encargaría de intervenir el museo del Louvre.
Finalizado en 1989, I.M. Pei rediseñó el Cour Napoleon, el principal patio del Louvre, con el objetivo de aliviar la congestión diaria que generaban los miles de visitantes. Un nuevo gran acceso permitió la creación de un vestíbulo central separado de las galerías, convirtiéndose en un punto focal del tour recomendado para visitar las obras del museo.
Además del nuevo acceso al Louvre, el diseño de Pei incorporó un nuevo sistema subterráneo de galerías, bodegas y laboratorios de conservación, junto a una conexión entre las alas del museo. La incorporación y reubicación de los espacios complementarios del museo permitió al Louvre expandir su colección de obras en exhibición.
El diseño de Pei incorporó una gran pirámide de acero y vidrio, rodeada por otras tres más pequeñas, proporcionando luz natural al espacio bajo el Cour Napoleon. Para Pei, la pirámide de vidrio era una entrada simbólica cuyo significado histórico reforzaba conceptualmente el acceso principal.
Al respecto, I.M. Pei opinó hace algunos años:
Estructuralmente, [la pirámide] es una de las formas más estables, lo que asegura su transparencia, ya que está construida de vidrio y acero. Marca una ruptura con las tradiciones arquitectónicas del pasado. Es un trabajo de nuestros tiempos
La aparición monumental de la pirámide en el centro del patio creó un punto focal central que complementa la escala y diseño del Louvre.
La pirámide fue diseñada con las mismas proporciones de la famosa Pirámide de Giza y su escala no perjudica la naturaleza histórica del museo. La yuxtaposición de la estructura contemporánea y el estilo arquitectónico del Renacimiento francés crea un efecto complementario que refuerza cada uno de los detalles del diseño. Tanto así que las paredes inclinadas de vidrio rinden homenaje a los tejados mansardos del museo, mientras la expresión opaca y pesada del Louvre exagera la transparencia del diseño de Pei.
Con una historia que data del siglo XII, uno podría imaginar que el diseño contemporáneo de Pei no sería aceptado del todo por los parisinos. El Louvre ha estado profundamente arraigado en la historia y la cultura de los parisinos: su sitio originalmente fue un calabozo y una fortaleza del Rey Felipe II, que luego se transformó en palacio bajo el reinado de Francisco II en 1546. Sin embargo, no fue hasta 1793 cuando Luis XVI convirtió el Louvre en un museo.
Las críticas en torno a la remodelación no se centraron en la ampliación del museo, sino en los estilos. La mayoría sintió que la estética del diseño moderno de Pei podría chocar contra el estilo arquitectónico del Louvre, como si se tratara de un extraterrestre en el patio.
Sin embargo, a medida que las décadas pasan, el diseño de Pei se ha hecho parte de la cultura parisina. Guarda un significado similar al impacto de la torre Eiffel al convertirse en un ícono para París y el mundo. Hoy en día, el diseño de Pei se ha convertido en sinónimo indisoluble del Louvre como recinto histórico.