La Casa Futuro se parece más a una nave espacial extraterrestre que a un edificio. Diseñado como un chalet de esquí por el arquitecto finlandés Matti Suuronen en 1968, el diseño radical fue posteriormente comercializado al público como una pequeña casa prefabricada, fácilmente montada e instalada en prácticamente cualquier topografía. Su construcción plástica y su estética futurista se combinaron para crear un producto que es identificable tanto con el futuro como con el pasado.
El encargo original del proyecto que condujo a la Casa Futuro requería un pequeño chalet que pudiera ser reubicado desde su sitio inicial cuando se necesitara. Con el fin de producir un diseño que sería fácil de transportar y montar en diversas condiciones, Suuronen razonó que una liviana estructura prefabricada era la solución ideal. [1] La mayor parte de la casa estaba soportada por un anillo de metal con cuatro patas que podían adaptarse a una pendiente de hasta veinte grados, evitando la necesidad de una ardua nivelación y excavación antes de la reubicación.
Mientras que las patas de apoyo fueron forjadas en metal, el espacio habitable fue construido de lo que era en ese momento un material de construcción relativamente nuevo: plástico reforzado con fibra de vidrio. Una serie de factores motivaron esta elección inusual, principalmente la reducción de peso, una Casa Futuro podría ser levantada por un helicóptero si fuera necesario. El plástico también funcionó bien como aislamiento, una preocupación clave para un chalet de esquí. Más importante, sin embargo, el material podría ser fácilmente moldeado en la forma redonda y circular que se consideraba de vanguardia en la primera Edad Espacial. [3, 4]
Los visitantes a una Casa Futuro suben una escalera a través de una escotilla cortada en la parte inferior del casco de plástico. A pesar de su pequeña superficie de 50 metros cuadrados, cada unidad se construyó con una planta abierta con espacio de estar, comedor y cocina, un baño y un dormitorio privado. Aparte de las patas de metal, toda la casa comprendía ocho módulos de plástico idénticos, cuatro en la parte superior y cuatro en la parte inferior, que podían ser entregados por separado y atornillados en el lugar. Una vez que el diseño fue adaptado para la producción en masa, la creación de muebles especializados permitió que las casas fueran comercializadas como paquetes completamente amueblados. [5]
Aunque Suuronen creía que el bajo costo de producción y la adaptabilidad de la Casa Futuro la convertirían en una solución ideal para la escasez de viviendas en todo el mundo, las casas nunca cautivaron realmente al público en general. Menos de un centenar se construyeron antes de que la producción terminara en 1973 cuando el alza en el costo del plástico debido a la crisis del petróleo hizo repentinamente que la Casa Futuro fuera prohibitiva tanto para su fabricación como para su compra. Aproximadamente sesenta casas Futuro todavía se pueden encontrar hoy, realizando un número de funciones y en diversos niveles de reparación. [6]
Aunque no se convirtieron en el nuevo estándar de vivienda asequible que Suuronen imaginó, el impacto de las Casas Futuro se ha sentido mucho más en el ingenio de su diseño que en el volumen de su producción. Aunque fueron diseñados hace cincuenta años, su geometría elegantemente sencilla y su novedosa estructura aseguran hasta la actualidad una impresión de modernidad. De alguna manera, la Casa Futuro ha sobrevivido por mucho tiempo a la mentalidad cultural en la que fue concebida, comandando una fascinación que sobrevive hasta nuestros días.
Referencias
[1] Robson, Simon. "Concept, Design, Manufacturing and Marketing." The Futuro House. Consultado 8 de diciembre, 2016. [accesso].
[2] Engelsmann, Stephan, Valerie Spalding, Stefan Peters, y Ria Stein. Plastics: In Architecture and Construction. Basel: Birkhäuser, 2010. pg. 152.
[3] Robson.
[4] Vogler, Andreas. The House as a Product. Amsterdaml: IOS Press, 2015. pg. 23.
[5] "Futuro Houses: A Failed 1960s Attempt at UFO Living." Atlas Obscura. 8 de diciembre, 2014. [accesso].
[6] Robson.
[7] Engelsmann et al, pg. 152.
