En Octubre de 2015, Leandro, jefe indígena en la reserva de Pimentel Barbosa en el estado brasileño de Mato Grosso, atraviesa su territorio en motocicleta. Consigo lleva un rastreador GPS, un teléfono móvil, cámaras de video y de fotografía, y suficientes baterías para el día.
Leandro, perteneciente a la tribu Xavante, no es la imagen de jefe indígena de una reserva que ha tenido reducido contacto con sociedades externas. Sin embargo, tampoco es el territorio indígena del Amazonas brasileño la imagen de extensos territorios de naturaleza vírgen perpetuada por el imaginario occidental. Nunca lo fueron. El amazonas brasileño ha sido, y es, un espacio culturalmente cargado, resultado de siglos de un diseño extensivo por parte de los indígenas, donde vegetación y seres vivos han sido tecnológicamente gestionados, en lo que podemos sin duda llamar un urbanismo.
Al otro lado de la frontera del territorio indígena de Pimentel Barbosa se extienden los cultivos de soja.
A mediados del siglo pasado el gobierno Brasileño y la industria agrícola establecieron como objetivo el ganar control sobre territorios del Amazonas. La enteramente nueva ciudad de Brasilia, que ejerció como cuña en la colonización amazónica, se designó como capital administrativa en 1960 en el límite hidrográfico del amazonas. Se diseñaron, junto con ella, extensos sistemas de autopistas con la finalidad de conectar el recientemente racionalizado territorio agro-urbano. El esfuerzo de transformación territorial supuso lo que se cree es la mayor reconversión territorial en la historia de nuestra especie. El urbanismo agrícola que se diseñó durante las siguientes décadas hasta nuestros días opera en medios y geografías tan diversos como la modificación genética de semillas, la planificación basada en información obtenida por satélite o en los sitios web para captar inversores chinos.
El viaje en motocicleta de Leandro en Octubre tiene como finalidad rastrear, trazar y en definitiva perpetuar un diseño de su territorio. La información gráfica que colecta con GPS se superpone con los conocimientos del territorio que ha adquirido a través de la tradición oral, la memoria colectiva y los trazados de antiguos asentamientos aún visibles desde fotografías aéreas. Leandro busca enclaves indígenas históricos para generar pruebas técnicas de que los territorios vecinos a su poblado, reclamados por el estado Brasileño, fueron originalmente ocupados por los Xavante. Uno de estos enclaves es el antiguo poblado de Arobonhipo’opa que, según los ancianos del poblado, fue evacuado por las autoridades estatales a mediados del siglo pasado bajo la presión de la industria agrícola.
La frontera entre Pimentel Barbosa y el territorio agroindustrial es una línea que define dos proyectos de culturización total del territorio con dos diseños territoriales que intervienen en un mismo espacio físico. La simultaneidad de estos antagónicos diseños urbanos se traduce en conflicto. El aumento de las temperaturas, provocado entre otros factores por la deforestación de la industria agrícola, junto con la presión política del gobierno de Mato Grosso, que cita la relación de los indígenas con su entorno como aquella que carece de la estructura política de un estado, ha ido paulatinamente constriñendo los territorios indígenas como el de Pimentel Barbosa. Según el antropólogo brasileño Vinicius Furie, esta reserva ha pasado de cerca de las dos millones de hectáreas asignadas en la década de 1950 a las actuales 329.000.
El diseño total del medio ambiente, incluyendo la transformación de ecosistemas, es intrínseco a cualquier asentamiento humano. Sin embargo, si el diseño de los Xavante es una negociación constante con los diversos agentes tecno-biológicos que construyen su territorio, el urbanismo en el que la agroindustria opera es parte de un proyecto de agotamiento absoluto de los recursos naturales. Este esfuerzo, notablemente a través del cambio climático, ha alcanzado el punto crítico de transformación del devenir geológico del planeta, precipitando la era conocida como el antropoceno. Esta “era del humano”, sucede al Holoceno y algunos expertos sitúan sus inicios a finales del siglo XVIII, con el advenimiento de la industrialización y el exponencial uso de los recursos globales de carbón, el aumento de las temperaturas y la alteración de la composición atmosférica y de la corteza terrestre.
Los laboratorios de investigación agrícola establecidos en el estado de Mato Grosso también buscan soluciones a los problemas resultados de los aumentos de temperaturas que admiten sufrir. La industria monitoriza con fotos de satélite las temperaturas de los cultivos y coordinan a partir de ellas modificaciones genéticas de la soja para mejores y más resilientes cosechas.
De vuelta en su poblado, Leandro descarga los trazados de GPS sobre Google Earth. En la imagen de satélite, dos claros en la densa vegetación en forma de círculos perfectos confirman la existencia de Arobonhipo’opa. Los indígenas podrán utilizar esta y otra información territorial recolectada durante los últimos años para combatir una aún mayor constricción de sus territorios, que en breve podría ser un hecho de aprobarse nuevas resoluciones en el congreso Brasileño. En definitiva, esta información geográfica es una tecnología de gestión por parte de los indígenas y, por lo tanto, una herramienta más de diseño territorial.
El urbanismo de los habitantes de Pimentel Barbosa, así como el de la agroindustria, es una calibrada articulación entre tecnologías de escalas y naturaleza diversa. Aparatos electrónicos de bolsillo, seres vivos, imágenes, territorio, modificación genética y plataformas online no son sólo nodos constituyentes de dichos urbanismos sino también las herramientas para su diseño.
Ninguno de estos dos urbanismos en los polos del antropoceno, el de las industrias agrícolas o el de las tribus indígenas del amazonas, pueden ser entendidos meramente como aglomeraciones de construcción localizadas en geografías y medios específicos. En el antropoceno, el término urbanismo está bajo escrutinio. Las prácticas asociadas a esta disciplina que pretenden diseños más inclusivos y políticamente efectivos han expandido sus herramientas, medios y escalas de operación.