Descripción de los arquitectos. Con una condición de diseño inusual, esta residencia debería albergar no sólo las funciones habituales de una casa adosada, sino que también el espacio suficiente para sostener un casa rodante utilizada por la familia en su tiempo libre.
Un terreno de 495 metros cuadrados y una pendiente de 4,5 metros en la ciudad de Estrela en Rio Grande do Sul, fue el espacio elegido para albergar las dos funciones distintas sin generar un volumen que perturbe la vida cotidiana de la residencia.
Un gran volumen blanco vuela suspendido por una estructura de pilares en hormigón que toca el límite de la calle para abrirse a un patio sombreado en los meses de verano. Es por esto que el área social mezcla funciones internas y externas dependiendo de los cambios climáticos. Se ha conservado una pitangueira (eugenia uniflora) de cien años de antigüedad para marcar la entrada principal de la residencia y la circulación que permite el acceso independiente a todas las habitaciones de la casa expandiéndose para acomodar un quincho para asado utilizado durante las vacaciones.
El techo verde de la residencia permite reducir las temperaturas en los meses de verano y filtra el agua capturada que se reutiliza de la casa. Sin necesidad de muros en el lado principal, fue posible obtener un jardín frente a la calle, creando una zona de encuentro permeable con el barrio. Esta fachada de largas ventanas horizontales garantizan privacidad y dosifican la ventilación cruzada en esta región brasilera de gran amplitud térmica durante el año.
A través del jardín interno se puede acceder al gran garaje que también resuelve las funciones técnicas de la casa, el pequeño mantenimiento y un espacio de taller.