- Año: 2015
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Fotografías:Javier Callejas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Pensar un espacio destinado a albergar al Santísimo Sacramento es pensar un ámbito muy concreto dentro de un templo, el Sancta Santorum, un lugar para el encuentro con Dios. Si analizamos cómo a lo largo de la historia de la arquitectura se han ido materializando estos espacios, observamos una radical importancia de la geometría y la fuerte direccionalidad. Bajo estas premisas, Diego de Siloé trazará una novedosa planta renacentista para la catedral de Granada con el único objetivo de ser una imponente custodia o más adelante Leonardo de Figueroa hará lo propio con la barroca San Luis de los Franceses.
Cada día, de oriente a occidente, con el clarear de una nueva mañana, la iglesia católica repite en su oración de Laudes el cántico del «Benedictus». El movimiento de la tierra hace que siempre, a cada hora, en algún rincón del mundo, la noche esté dejando paso a la claridad y brote esta plegaria. Es la misma que, como nos narra el evangelista Lucas (Lc 1, 78), surgió como alabanza de la boca de Zacarías, el padre de Juan el Bautista, cuando supo del próximo nacimiento de su hijo, un hecho que cambiaría su vida, cancelando la deuda que le había dejado mudo por su falta de fe.
En este cántico, casi al final, se dice “por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto”. La Luz, según la experiencia teológica de Zacarías viene de arriba y es la prueba diaria de la bondad de Dios para con su pueblo. Evidenciar esta verdad ha sido sin duda la intención al hacer un espacio en el que únicamente una apertura arriba muestre a diario a los feligreses de la capilla que Dios está con su pueblo.
La construcción de esta pequeña capilla parte de la necesidad de la iglesia adyacente de introducir luz. Así pues, el proyecto surge de una única reflexión, crear “una caja para la Luz”, con el doble sentido de ser una caja que contenga luz para el resto del templo y de ser un lugar que contendrá a la Luz para todo cristiano: el Santísimo Sacramento. Buscar la luz, posiblemente la tarea más importante de todo arquitecto, se ha hecho latente en este proyecto al hacer un espacio contenedor que por su orientación y apertura cenital sea capaz de introducir la claridad en toda la iglesia. Así, toda la superficie será blanca y limpia. Siguiendo este mismo criterio, se cambiará el suelo del resto del templo con el objetivo de una mayor luminosidad.
La búsqueda de un espacio esencial, desnudo, sin elemento alguno que pueda distorsionar lo radicalmente importante en una capilla sacramental, nos ha llevado a optar por una arquitectura franciscana, sobria, limpia de formas y ornato. La precisión buscada en un espacio de estas características vendrá determinada por una geometría estricta, radical, sin ninguna opción que pueda ser motivo de dispersión. Así, un espacio concentrado será un espacio iluminado y limpio, un espacio en el que el Santísimo Sacramento sea el centro, y de forma casi teofánica, la luz sea prueba de ello.