El proyecto se basa en tres estrategias principales que responden a los requerimientos de la escuela:
1. Maximización del espacio. El espacio no estaba utilizado de forma correcta. El pasillo que comunicaba la entrada principal con las clases carecía de uso, y en la transformación de esos espacios comunes, es donde reside el potencial de la nueva intervención.
2. Igual tamaño. Las dos clases eran muy diferentes en tamaño y forma de acuerdo con los planos iniciales del edificio. El objetivo fue proponer una nueva configuración que les diese a las dos aulas las mismas cualidades.
3. Compartir actividades. La nueva filosofía de la escuela se basa en los espacios compartidos donde estudiar y proponer diversas actividades a los educadores, poniendo en práctica nuevas fórmulas de pedagogía. Las dos clases existentes duplicaban, inútilmente, los espacios de juego, studio, reunions… etc.
Puede suponer un problema cuando a las zonas de estudio se le añaden espacios compartidos que traen consigo el paso y el movimiento de la gente. Por este motivo, el nuevo diseño propone un sistema que permite desarrollar ambas actividades: La posibilidad de compartir espacios al mismo tiempo que otras áreas obtengan cierta privacidad.
Lo más significativo de la propuesta, es que las dos clases se separan entre ellas, creando un espacio intermedio que se transformará en áreas compartidas. Este espacio no es el centro de las aulas, pero en cierta manera, llegará a ser parte de él. Un sistema de muros rotatorios permite la reconfiguración del espacio. Pasando de una simple, concentrada y pequeña aula a una divertida, grande, móvil y original aula. Los propios muros funcionan, al mismo tiempo, como almacén. Dejando el interior del aula libre de obstáculos.
El muro es opaco hasta 1,7m de alto, y traslúcido hasta el techo, lo que permite el paso de la luz natural al interior de la sala, y proporcionando una sensación más amplia del espacio.