Cada vez que vemos a un estudiante de arquitectura superar la etapa universitaria, pasar el doloroso umbral del examen de final de carrera y con sudor, llegar a la meta de la inserción laboral, en ArchDaily destapamos una botella de champagne (simbólicamente, claro está... hay artículos que escribir!)
Sabemos el esfuerzo que significan las largas horas sin dormir, los múltiples cortes en las manos y el enfrentarse a una comisión ávida por destrozar tu propuesta. Si lograste superar todas estas etapas, es momento de celebrar! Como sabemos que hay muchos estudiantes finalizando un nuevo año académico, hemos querido transmitirles energía desde la experiencia de Pablo, un arquitecto de Concepción recién egresado, que registró sus últimas horas como estudiante de arquitectura y los momentos de compañerismo que convierten este proceso en un recuerdo imborrable.
"Al fin... un estar en el que se pueda estar y un comedor en el que se puede comer!", celebraba mi polola Josseline mientras recogíamos cartones de nuestro departamento después de su entrega de título. El 2015 había sido un fuerte año de trabajo, mi título en agosto , el de mis amigos y el de ella en diciembre, convirtió nuestro departamento en un taller, más que en un lugar para vivir. Después de escuchar su comentario, mientras sujetaba la bolsa de basura, recuerdo algo con risa, y termino con su entusiasmo en una sola frase,"faltan Eduardo y Andrés". Al ingresar a la carrera de arquitectura lo hacemos con 80 o 100 personas más , pero solo unos 5 o 6 pasan a ser nuestros compañeros de trasnoches, deporte y celebraciones. Mi departamento por alguna razón, fue el lugar de estas reuniones durante toda la carrera, hoy lo pienso y no comprendo cómo nos soportaba César (mi compañero de departamento que estudiaba odontología) cuando tropezaba con nuestros cartones tratando de salir al balcón o al despertar a las 4 am cuando se nos pasaba el volumen de la risa o el tono de las discusiones de proyecto. De alguna manera se sentía parte de nuestro éxito y fracaso o simplemente esperaba con optimismo la celebración que hacíamos después de cada entrega.
Mi departamento sirvió fielmente como centro de operaciones durante todos estos años y por supuesto no se salvaría de la prueba más grande de todas, el título. Ya nos había servido a Fabián, Ricardo, Cristian, Josseline y a mí, pero los perfeccionistas Eduardo y Andrés se tomaron un semestre más para pulir sus proyectos. A menudo pasa cuando eliges como proyecto final una temática que te llega en lo personal, parece ser que el peso de la responsabilidad es mayor. Eduardo siendo de Talcahuano le tocó vivir en carne propia el terremoto y tsunami del 2010, con esto desarrolló un museo memorial del 27f. Andrés por su parte originario de Collipulli, decide hacer un centro intercultural mapuche frente del puente Malleco.
Estos 3 minutos de video son 2 semanas de trabajo en las que Andrés se mudó a mi departamento para el empujón final de su título. Josseline hacia la maqueta, yo colaboraba con ambos amigos en lo gráfico y el gato ayudaba en lo que podía. Este time lapse a través de la maqueta, el trayecto a la universidad y el examen, no es más que la celebración al cierre del ciclo de nuestra vida estudiantil. Con la titulación de Eduardo y Andrés al fin puedo decir que mi estar es para estar y mi comedor es para comer.
Realizador: Pablo Pinares
Protagonista: Andrés Chavez
Maqueta: Josseline Troncoso
Colaboradores: Eduardo Lagos, René Guarache, Rubén Vélez
Nombre de proyecto: Centro intercultural Mapuche
Profesor Guía: Jaime García Molina
Examen de titulo Universidad de Concepción, Faug, octubre 2016
