El trabajo realizado por la Unión de Vecinos de la Colonia Guerrero es una de las experiencias que forman parte del Pabellón de México en la Bienal de Venecia. En el texto a continuación, Susana Colin Moya y Betsaid Melissa Moreno Corona, quienes han realizado trabajos de investigación en la colonia Guerrero desde la UNAM, describen sus procesos de organización vecinal y los trabajos mantenimiento y reconstrucción de vecindades en torno a los cuales se han desarrollado. El texto describe una experiencia prionera de organización ciudadana en el país que tuvo un impacto importante en las maneras en que habitamos y nos relacionamos en el espacio urbano.
La colonia Guerrero es por su historia, una de las colonias más emblemáticas de la Ciudad de México. Ubicada cerca de lo que hoy conocemos como el Centro Histórico y el famoso Barrio de Tepito, fue fundada en los antiguos terrenos de la Hacienda de Buenavista y el Rancho de los Ángeles, por el político y abogado Rafael Martínez de la Torre, un año después de la inauguración del Ferrocarril Mexicano, el 5 de mayo de 1874.
Desde esa época, la colonia Guerrero se caracterizó por ser un lugar de origen popular, ya que en ella habitaban campesinos, obreros y migrantes, los cuales vivían de forma sencilla y carecían frecuentemente de los servicios mínimos. De esta manera, desde 1877, año en que se dio una de las primeras movilizaciones por la demanda de servicios urbanos, los vecinos han luchado permanentemente por la mejora de su colonia y sus viviendas.
La lucha inquilinaria que se llevó a cabo desde los años veinte del siglo pasado, y que se fortaleció durante los años 70, contribuyó a la organización de vecinos comprometidos. Al mismo tiempo significó un cambio en la vida cotidiana de la colonia, al verse enfrentados con las nuevas obras de movilidad de la época, es decir con la construcción de los ejes viales que terminaron por fragmentar la colonia y desalojar a los habitantes de múltiples vecindades de la zona.
Durante los años previos al terremoto de 1985, las colonias populares de la Ciudad de México (especialmente aquellas que rodean lo que hoy conocemos como Centro Histórico) resguardaban a inquilinos habitantes de vecindades, que en su gran mayoría se encontraban en condiciones paupérrimas. Esto debido al descuido de los dueños y a que se trataban de construcciones antiguas fraccionadas para albergar a familias enteras en poco espacio.
Ante estos riesgos estructurales, los vecinos de la colonia Guerrero se comenzaron a organizar para reconstruir sus techos y así evitar derrumbes. Fue así que surgió la Unión de Vecinos de la Colonia Guerrero (UVCG) en 1976. En el caso de la colonia Guerrero según relatos de algunos de los miembros de ls UVCG, de 1982 a 1985 se llevaron a cabo más de 600 desalojos:
“Los dueños de las vecindades estaban muy agresivos antes del sismo, querían llegar con fuerza pública, pero nosotros decíamos: -¿Cómo vas a quitar la casa a una familia, donde no hacían arreglos los propietarios en las vecindades?- Los arreglos los hacíamos nosotros los vecinos y hubo un boom porque querían hacer un andador del Dorado a Reforma, entonces la especulación, donde no cabíamos los pobres que vivíamos en esas vecindades. Pero nos fuimos organizando, tanto que cuando llega el sismo, ya estamos tan bien organizados al grado de ser los responsables de la asociación con la Coordinadora Inquilinaria del CONAMUP. Aprendimos cuestiones jurídicas, fuimos parte del paro cívico y nos fuimos relacionando con otro tipo de luchas porque éramos solidarios con las luchas de los trabajadores, de las grandes empresas y fábricas. Era como sostener la vivienda y cuidar el espacio público…”.
La organización vecinal con la que ya contaba esta colonia se reforzó con el proyecto de reconstrucción en Sol # 199, en el que los inquilinos aligeraron 30 techos. Cuando el sismo dañó y destruyó numerosos inmuebles del centro de la ciudad, este trabajo vecinal fue lo que ayudó a hacer frente a la desgracia y les permitió apoyar a otros predios y colonias aledañas como la Morelos, Tlatelolco y la Doctores, las cuales habían sufrido grandes percances. La gente comenzó a armar campamentos a un lado de sus viviendas derrumbadas, con el fin de no perder el bien jurídico de éstas. Surgió la demanda (llevada por los propios vecinos al presidente Miguel de la Madrid el 2 de octubre de 1985) de expropiar los predios dañados.
“Un abogado nos decía: -Necesitamos que se expropien los predios porque si no se va a especular sobre el suelo, se va a encarecer y nos van a correr, entonces nosotros vamos a perder. Necesitamos que el suelo esté controlado para que se pueda hacer un proyecto de vivienda popular-“.
El proyecto de reconstrucción de los colonos planteaba la idea de conservar ciertas características de las vecindades, porque éstas generaban un espíritu de solidaridad y comunidad entre los habitantes. Las demandas principales que se presentaron fueron:
- La expropiación de los predios dañados por el sismo para impedir la especulación sobre el suelo.
- El restablecimiento inmediato de servicios públicos como agua, luz y drenaje.
- Un proyecto de reconstrucción de viviendas de carácter popular.
Una vez expropiados los predios, los vecinos de la Guerrero comenzaron a reconstruir sus viviendas con asesoría de la organización no gubernamental Casa y Ciudad A.C.
Contrario a proyectos de reconstrucción provenientes de la administración pública, la acción de los vecinos de la Guerrero demuestra cómo la sociedad civil organizada puede demandar y negociar un derecho social tan importante como la vivienda.
La historia de reconstrucción y cooperación entre la sociedad, los arquitectos, abogados y la organización Casa y Ciudad, de la que resultaron contenidos comunicativos de corte popular (folletos, manuales) sirvieron para difundir conocimientos técnicos entre la comunidad, lo que permitió la integración y acercamiento entre estos sectores (especializados y no especializados).
Finalmente, consideramos valioso este proceso porque no sólo es testigo del trabajo en conjunto de especialistas y la sociedad civil, también forma parte de una narrativa social que involucra una nueva perspectiva sobre la cuestión del espacio, la construcción y la vivienda, así como el contexto en que la arquitectura social puede desempeñarse con éxito cuando integra la participación ciudadana.
Referencias bibliográficas
- Ortega Olivares, Mario. 1995. El Barrio de Guerrero. En La utopía en el barrio, 111-41. México: UAM Xochimilco.
- Saucedo Francisco. 2016. La experiencia organizativa en la colonia Guerrero y su trascendencia. El asunto urbano. Revista Internacional Gratuita de Urbanismo, Arte y Arquitectura. Edición especial: Bienal de Venecia. Vol. 2. Núm. 4 (abril-julio 2016): 5-8.
Detalles de la Selección Oficial del Pabellón de México en Venecia 2016 / Parte 3