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Arquitectos: CMA Arquitectura & Patrimonio
- Área: 1500 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Lucas Ormazábal + Carlos Maillet
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Proveedores: Añihue, Cerámica Santiago, Albin Trotter, Amesti, Baldosas Cordova, Canteros de Colina, Chimbarongo, Ferretería san Francisco Talagante, Home Collection, Mcflooring, Sherwin-Williams
“Me gusta comprender la lógica visual de una obra antigua de una dimensión importante. Es el mismo tipo de problema, pero a otros niveles, que comprender la lógica y funcionamiento de una ventana” [Carlo Scarpa]
La palabra patrimonio, dentro del lenguaje arquitectónico, promoviendo una mirada optimista, permite tomar conciencia a la hora de proyectar una intervención en las preexistencias constructivas, desacralizando el edificio como objeto de culto.
En el caso de las casas del Valle Central de Chile, el término patrimonio está más relacionado con factores familiares más que historicistas y/o constructivos. Para los propietarios del Fundo el Rosario, la historia familiar era la gran preexistencia y por tanto, el gran futuro. La restauración historicista no era tan relevante ni sagrada como el potenciar los aspectos funcionales que resumieran ese valor entre el pasado y el futuro, como un presente cándido y bucólico, y que la historia se reflejara en los muros, en la tectónica y en los detalles constructivos.
La reutilización de las maderas demolidas y viejas, la restauración de epidermis antiguas, la preservación de pavimentos originales, la manifestación de reciclaje en pisos, cielos, pavimentos y materialidades hasta el punto de transmitir un ecologismo sosegado, y la noticia de integrar aspectos nuevos, artesanales y escultóricos en la tectónica dan cuenta de un proyecto transversal y prácticamente vernáculo.
Dicho proyecto se concentró fundamentalmente en tres aspectos: lo funcional-familiar; la epidermis constructiva y la identidad territorial. El aspecto funcional familiar consistió en generar tres grandes ambientes familiares tipo loft (contemporización del interiorismo) para generar mayor densidad interior, mejorar la atomización de dormitorios en las casas antiguas y crear unidades integradas y funcionales. En cuanto al segundo aspecto, se reconstruyó la epidermis como palimspsesto, de manera de dar cuenta del paso del tiempo, revalidar la vejez y la memoria en la obra como un gran valor. Finalmente, el aspecto de la identidad territorial se trabajó creando perspectivas interiores limpias, libres de mezclas y revalidando el inicio de la preexistencia familiar: una villa semiurbana.
En conclusión, el proyecto es una renovación ecológica, que valora las técnicas de reciclaje, la sostenibilidad y la metamorfosis del territorio natural.