En el marco de un pensamiento basado en la evolución humana y en la necesidad de evidenciarla en la arquitectura, el 20 de diciembre de 1966 se inaugura dentro del Parque 3 de Febrero -diseñado por el paisajista francés Charles Thays en el barrio de Palermo-, la obra del Planetario Galileo Galilei. Un edificio como instrumento/puente entre el universo científico y los ciudadanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Proyectado por el arquitecto argentino Enrique Jan, el edificio establece una relación entre la astronomía y la arquitectura a través de su componente en común: la matemática y geometría. Dada su posición en el espacio y forma, es actualmente una de las imágenes icónicas de la ciudad y escenario de múltiples eventos científicos, culturales y festivos.
El perfil del planetario se destaca por el aporte de Jan -en el desarrollo de la industria argentina y la manifestación de sus posibilidades- mediante la propuesta de un símbolo para su expresión arquitectónica. Según el arquitecto, "este edificio es uno de los pocos en el mundo proyectado y construido partiendo del módulo del triángulo equilátero", siendo la primera superficie plana que se puede realizar con un mínimo de lados iguales y que encierra un principio simbólico de unidad de origen que establece una condición secuencial en el desarrollo del proyecto. Esta unidad se evidencia en su planta y se traslada a todos sus elementos, atendiendo a una relación entre las partes y el todo.
En 1962 comienzan las obras de construcción del Planetario Galileo Galilei, bajo la dirección del arquitecto argentino a través de la Dirección General de Arquitectura de la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Los trabajos estuvieron a cargo de la Compañía de Construcciones Civiles S.A. -con el requerimiento de un gran esfuerzo técnico y colaboración entre profesionales- permitiendo una primera función el 13 de junio de 1967 y su apertura definitiva desde el 5 de abril de 1968.
El edificio consta de cinco pisos y seis escaleras, conformando tres partes principales; la explanada de acceso, el área de exposición del primer piso y la sala circular del planetario -de 20 metros de diámetro- materializada por una serie de tres cúpulas semiesféricas.
La explanada de acceso se manifiesta como un puente que atraviesa un espejo de agua de 47 metros de diámetro, y en donde se pueden encontrar amonites, fósiles marinos y un meteorito metálico encontrado la provincia de Chaco en el año 1965. Desde el hall de entrada se accede mediante una escalera helicoidal al primer piso -donde se encuentra el área de exposición en una planta con forma triangular- o hacia dos subsuelos, el primero con una biblioteca especializada, las oficinas administrativas, sanitarios y Dirección, y el segundo con los depósitos y la sala de máquinas.
En la sala principal se encontraba -hasta el año 2011- el instrumento de 5 metros de altura y 2,5 toneladas de peso que conformaba el sistema de proyección dirigido a la primera cúpula interior, recubierta de chapas de aluminio a modo de pantalla, y que brindaba variadas funciones en relación a la temática astronómica.
Desde el 2011 se hicieron ciertas reformas de actualización. En el interior de la cúpula se remplazaron los equipos de proyección y las butacas -en adaptación a las nuevas tecnologías- en conjunto con el mantenimiento de las placas de aluminio. En el exterior se sustituyó el sistema de iluminación arquitectural de la cúpula compuesto por lámparas Xenón -que se encontraba desde hace 15 años- por lámparas LED, dando como resultado el actual perfil geométrico que se desataca entre la naturaleza de la noche porteña.