En el céntrico barrio Recoleta de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dentro de un amplio terreno mediador de edificios y parques -entre las calles Austria, Agüero y Av. Del Libertador- se erige el actual edificio de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de los arquitectos Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga.
Construido a partir del proyecto ganador del primer premio del llamado a concurso de carácter nacional en 1961, y finalizada su construcción a comienzos de la década del ´90, se ha convertido en una marca de la arquitectura moderna argentina y en un ejemplo de la variante del expresionismo del siglo XX llamado “brutalismo”.
Por parte de Clorindo Testa, su formación académica y profesional demuestra una relación con las tendencias de la arquitectura moderna y la búsqueda de libertades artísticas, de un lenguaje personal y de ser contemporáneo. Primero en su vinculación con la oficina del Plan Regulador de Buenos Aires -en 1948- que fue dirigida por miembros del Grupo Austral. Además, por otro lado, empieza a incorporar a otras disciplinas artísticas como medio de expresión y diálogo con la arquitectura, evidencia explícita en su obra icónica, el Banco de Londres –en desarrollo al momento de pensar la biblioteca- en donde exploró al máximo las posibilidades que brinda el hormigón armado.
Respecto de la institución bibliotecaria, el marco histórico demuestra que las actividades de la biblioteca se desarrollaron en diferentes edificios desde 1810 -cuando fue creada por un decreto de la Primera Junta con el nombre de Biblioteca Pública de Buenos Aires- hasta que en 1960 mediante la Ley Nº 12.351 se destinaron tres hectáreas ubicadas entre las avenidas del Libertador y Las Heras. Anteriormente, en esos terrenos se encontraba el Palacio Unzué, la Residencia Presidencial de la República Argentina durante la presidencia de Juan Domingo Perón,
Si bien la obra fue adjudicada mediante un concurso nacional -que cerró en abril de 1962- la piedra fundamental del edificio fue colocada 11 años después de la sanción de la Ley. Las obras avanzaron con demoras hasta que finalmente fueron suspendidas a comienzos de los '80, durante la dictadura, retomándose hacia 1982. La construcción fue llevada adelante por diferentes empresas -Compañía Argentina de Construcciones, José E. Teitelbaum S.A. y Servente Constructora S.A.- y finalmente fue inaugurada el 10 de abril de 1992. El material bibliográfico se terminó de trasladar recién el 21 de septiembre de 1993 y aún hoy en día hay elementos del proyecto original que todavía no están desarrollados, como los parasoles metálicos.
La propuesta ganadora del concurso consistió en elevar las salas de lectura, como mirador urbano, y soterrar los depósitos de libros, facilitando su futura expansión. El resultado es un modelo programático interesante y pertinente para el desarrollo de un programa acorde a una institución pública y un contexto local. Introduce simbólicamente una “separación entre la tarea intelectual (lectura) y la función de memoria (depósitos) quedando así claramente exteriorizada y; donde produce una inversión del planteo característico de las bibliotecas de las últimas décadas”.
El programa organizativo de una biblioteca tradicional -donde generalmente se ubican las estanterías en las paredes alrededor del espacio de lectura- es en este caso descompuesto y vuelto a articular, dando lugar a vistas de la ciudad y el río. Invitando a la lectura como una actividad vinculada al contacto exterior. Además, el modelo programático permite una planta baja libre integrada a los parques, creando un ámbito para realizar múltiples actividades al aire libre. Una interpretación o re-figuración programática que pone en foco otras cuestiones del mundo literario, y que también se puede evidenciar en la Biblioteca Central de Seattle de OMA, Joshua Prince-Ramus y LMN.
La elevación constituye un hito urbano -un volumen que se apoya sobre cuatro núcleos que alojan las escaleras, los ascensores y otros servicios- y asegura una relación directa entre el espacio verde, la barranca y el edificio, consecuente de la continuidad del parque existente a través de una explanada identificable por sus elementos escultóricos. Semejante al gliptodonte -cuyos restos fósiles fueron hallados durante las obras de excavación y con el que Clorindo Testa solía identificarlo- se configura un espacio de actividades múltiples o plaza de acceso -dominado por una "quinta fachada"- que actúa como balcón hacia los parques aledaños y evidencia como el proyecto se constituye en su mayor proporción -aunque no evidente- por un volumen enterrado.
En cuanto a su distribución programática, en los tres subsuelos se encuentran los depósitos de libros. En planta baja se encuentra la hemeroteca y la sala de publicaciones antiguas. En la cubierta de la planta baja, se encuentra la plaza-explanada pública y el acceso a la biblioteca. Además, desde la explanada se comienza a observar el volumen del edificio, principalmente el 1º piso, donde se encuentra el auditorio, la sala de exposiciones, el bar y la dirección. En el 2º piso, se emplazan únicamente áreas administrativas y en el 3º piso se ubican las áreas de audioteca y mediateca, la sala del tesoro y la sala de exposiciones, en conjunto con otras áreas sin acceso al público. Recién en el 5° piso se encuentra la sala de lectura. En el 6º piso se accede a la sala de lectura libre y a distintas áreas administrativas. En el 7º piso, se encuentra la sala de máquinas y luego la terraza, donde se ubica la sala de máquinas de ascensores, y otros elementos del funcionamiento del edificio.
En cuanto a su estructura, se ha dividido en dos tipos de fundaciones independientes. Una directa correspondiente a los depósitos de libros y sala de máquinas. Una indirecta -en el volumen más representativo del edificio debido a la magnitud de sus cargas- que se identifica con sus cuatro núcleos, que además sostienen un plano estructural del que cuelgan por medio de tensores las losas del primer y segundo piso.
Como si fuera una especie de frontera, o una manzana porteña -que se eleva y deja visible, su “pulmón de manzana” para que los ciudadanos se apropien de sus espacios- el proyecto da cuenta de cómo existen numerosas interpretaciones de un mismo programa y que permite que una biblioteca pueda ser de muchas maneras, de la importancia de la formación académica y práctica para lograr diferentes propuestas y de cómo el aporte de cada obra nos permite formarnos y ampliarnos para tener una visión un poco más completa acerca de lo que significa responder a la problemática de un enunciado de arquitectura.
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Bibliografía
- Glusberg, Jorge: “Revista Summa+. Clorindo Testa”
- Liernur, Jorge Francisco y Pschepiurca, Pablo: “la red austral: obras y proyectos de Le Corbusier y sus discípulos en la Argentina (1924-1965)”
- Sitios web Biblitoeca Nacional Mariano Moreno - Moderna Buenos Aires