Me gustan los proyectos que son autoconstruidos, porque se aprende de la relación entre la construcción misma y de la gente que construye.
Smiljan Radic es miembro de la llamada "generación dorada" de la arquitectura chilena, quien, junto a Alejandro Aravena, Sebastián Irarrázaval, Mathias Klotz y Cecilia Puga , comenzó a hacerse un nombre por sí mismo en los años noventa, cuando Chile se abría al mundo y a la democracia, con la invitación a participar en la Bienal de Venecia y el papel más importante del país en el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos en Barcelona en 1996. Radic estableció su práctica en 1995 en Chile, después de sus estudios de postgrado en el Istituto Universitario di Architettura di Venezia y ganar el concurso para la plaza de Heraklion en Creta.
En 2001, el Colegio de Arquitectos de Chile le otorgó el premio al mejor arquitecto chileno menor de 35 años por su proyecto para el barrio cívico de Concepción y, en 2009, fue nombrado miembro honorario del American Institute of Architects. Su trabajo ha sido expuesto en galerías de prestigio como el Museo de Arte Contemporáneo de Hiroshima y TOTO·Gallery MA en Tokio.
Lo más satisfactorio es cuando uno hace algo y funciona bien. En el sentido de que empieza a ser un cierto catalizador, funciona socialmente bien.
Sus proyectos se caracterizan por hacer uso de la pequeña escala, casas, pabellones e instalaciones son los más recurrentes. En ellos los detalles constructivos y la experimentación material son temas reiterativos, donde aparecen rocas como elementos pesados y macizos en contraposición con transparencias livianas.