LIAG Architects presentó su diseño para un nuevo centro de almacenamiento de arte. Encargado por el Rijksmuseum de Amsterdam, el objetivo de este proyecto fue crear un gran espacio abierto, que simultáneamente permite solucionar otras necesidades como proteger las obras de arte que no puedan ser expuestas a la luz del sol, controlar la temperatura en ciertos espacios y usar la menor cantidad de energía posible para hacer operativo el edificio.
El edificio de 29.000 metros cuadrados es un volumen simple diseñado para no revelar la organización en su interior. El acceso es un arco enchapado en oro, que abre el edificio hacia una estación de trenes adjunta. El compacto volumen permite que el edificio se pueda expandir si llegase a ser necesario en el futuro.
La planta de la obra permite que las obras de arte sean transportadas a través de las rutas más cortas posibles. Cada uno de los tres niveles contiene un pasillo central a través del cual se puede acceder a todos los espacios.
El diseño aborda la necesidad de proteger las obras de arte a través de sistemas pasivos y activos. El sistema de fachada utiliza un material que refleja la luz del sol, pero evita el encadilamiento. Este material no solo cambia la apariencia del edificio a medida que pasan las estaciones, sino que también permite controlar la cantidad de luz que entra a las bodegas de almacenamiento.
La temperatura interna del edificio se moderará por una piel aislada y un almacenamiento de energía en el suelo. Los diferentes programas dentro del edificio se sitúa en función de sus propias necesidades: los estudios y oficinas, que pueden tolerar temperaturas más cálidas, están ubicadas en el último nivel, mientras que los espacios que requieren de menor temperatura -como el almacenaje de obras- se ubican en los niveles inferiores.
Equipo de diseño: Thomas Bögl, Maja Frackowiak, Jordy Aarts, Erik Schotte, Arie Aalbers, Jeroen Moerman, Anna Gunnink, Clemens Rothleitner y José Reviriego Machío.