- Área: 392 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Gonzalo Viramonte
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto inicialmente se realizó sobre la propiedad en la que se desarrolla La galería Casa Chabacana y es allí que cada uno de los locales con su carácter y actividad propios fueron intervenidos individualmente. Durante el proceso de obra se extendió la ocupación de la terraza del Bar Chabacano hacia la azotea de la propiedad contigua, ambas viviendas construidas al final de los años 50.
En lo que respecta a la galería en general, se buscó mantener los materiales originales de la preexistencia. Por su parte, en la intervención puntual de la terraza, la fachada y el ingreso se optó por combinar dos materiales clásicos, el hierro y la madera. El hierro, facilitó la resolución de las cuestiones estructurales y permitió rapidez en el montaje que a la vez otorgo un carácter sólido y cargado de sobriedad. Por su parte la madera en contrapunto con el hierro, le otorgo la calidez, la sensibilidad y delicadeza necesarias al espacio. Por último, un tercer elemento que termina de cerrar la propuesta es la propia naturaleza, donde la vegetación y los árboles ubicados en la terraza des-contextualizan la atmósfera del lugar sacándolo de su urbanidad.
Se utilizan distintos tipos de mobiliario, lo que permite generar diferentes situaciones y dar origen a diferentes rincones con carácter propio. De este modo, se pueden compartir momentos en grupos numerosos o en pareja, en espacios cubiertos o por completo al aire libre, ya sea por la tarde o en medio de la propuesta nocturna que ofrece la ciudad. Es así que el espacio se carga de dinamismo y le ofrece al usuario una gran variedad de propuestas.
En cuanto a la materialidad de los mismos, se mantiene la línea conceptual general del proyecto utilizando combinaciones de hierro y madera. Tanto las sillas metálicas como las mesas fueron realizadas por diseñadores locales y se combinaron con objetos provenientes de anticuarios propios del barrio. El resto del mobiliario fue diseñado por el estudio y construidos de manera artesanal con materiales reciclados de la misma obra.
A la combinación de materiales y textura se suma el empleo del color como un elemento que da carácter a cada situación. La madera utilizada para el piso y el mobiliario se dejó cruda para que la misma naturaleza y el paso del tiempo se encarguen de intervenirla. Por su parte, el ladrillo fue pintado de color blanco, para enmarcar los locales comerciales y en negro para des-materializar los muros y resaltar la vegetación según el caso. Por otro lado, la medianera principal se mantuvo intacta en la búsqueda de que su antigüedad y deterioro nos recuerden la esencia propia del barrio. Finalmente, el hierro y la chapa plegada de color negro transmiten sobriedad y delicadeza, logrando así la atemporalidad de los espacios, considerada una premisa base para el proyecto.
Más allá de una decoración escenográfica, se dejó que los elementos y materiales hablaran por sí mismos para dar origen a una experiencia auténtica. Así el espacio fue completamente transformado para crear diferentes escenas. En ocasiones los elementos no fueron intervenidos, tal es el caso de los solados, las medianeras o los vanos en la losa que permiten la llegada de luz natural a la planta baja. En otros casos, la re-interpretación de ciertos elementos le otorga ADN característico a cada local o cada espacio, pero mantienen una línea base -un parentesco- que le otorga unidad al proyecto.