- Área: 105 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Roberto D´Ambrosio
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Trabajando fuera de la lógica de la parcela individual, la nueva casa intenta reflejar el espíritu general del lugar entendido desde su historia, en este caso se parece más a su origen, un "sesteo", que a su presente más ostentoso. El sesteo en Costa Rica era un lugar donde los boyeros pasaban la noche después de un largo trayecto, este es el nombre que permaneció y se le dió al residencial de clase media-alta donde se ubica la casa.
El realismo fantástico permite queel argumento sea un hecho real, al cual se le agrega un "ingrediente ilusorio o fantasioso". Una arqueología imaginaria es la excusa para desenterrar muros antiguos, rastros de un pasado agrícola, que sostendrán el presente-futuro de la casa.
Estos muros de concreto son la base monolítica y el opuesto constructivo-conceptual de una colección de materiales a los cuales se les lee el rastro de sus espesores de fábrica y su ensamblaje, como referencia al continuo bricolaje que ocurre en la mayoría de barrios costarricenses, el progreso material implica no sólo conseguir nuevos electrodomésticos o mejores autos, sino materiales de construcción que se sobreponen en aparente desorden y dejan ver su individualidad de piezas industriales... espacio que se suma; la alteración aquí casi siempre es expansión. Se plantea esta actuación como una especie de metalenguaje, no porque hable del lenguaje de la arquitectura o porque lo califique, sino porque es anterior a él. Esto implica reducir la intermediación del léxico constructivo y concentrarse en el espacio como consecuencia directa de la acumulación de materiales.
En términos prácticos se ha logrado, gracias al uso de materiales baratos y acabados alternativos y progresivos, que el costo de la casa se ubique cerca del fondo del rango intermedio en el país, $600 por metro cuadrado.
Otro de los intereses es la paradójica arquitectura que se deshabita, la que permanece vacía mientras se trabaja para pagarla, un fenómeno especialmente fuerte en la clase media costarricense. Como respuesta la casa se ilumina particularmente en las mañanas y en las tardes cuando están presentes sus dueños. Se escoge el reto de iluminar por el este y el oeste con una distribución profunda y escalonada para sentir las luces más marcadamente distintas entre si.
En sólo 105 m2 se puede transitar de forma paralela a los planos seriados mientras la mirada viaja en diagonales y la casa se expande, se anda y se desanda en puntos significativos del recorrido. Por fuera la casa debe saber entretejerse con sus vecinos inmediatos, entonces se recorta para descubrir un perfil en zigzag de la casa de al lado para que acompañe a los dueños hasta la puerta y toca la colindancia contra el inicio del patio interno de la casa existente, para aportarle luz reflejada del sur en lugar de ser una obstrucción. Al otro costado, un lote vacío, se hará una invitación al siguiente arquitecto a relacionarse con una geometría que resuena con la de la casa al costado opuesto.