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Arquitectos: BMRG Arquitectos; BMRG Arquitectos
- Área: 1480 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Mauricio Lorca, Claudio Leiva
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Proveedores: CHC, Cerámica Santiago
Descripción enviada por el equipo del proyecto. EL Campo de Entrenamiento del Cuerpo de Bomberos de Santiago se ubica en la zona suburbana de la Región Metropolitana, donde se realizan principalmente capacitaciones para los voluntarios del Cuerpo de Bomberos, además de actividades deportivas y recreativas.
La primera variable que enfrentó el proyecto, fue la climática, ya que el lugar posee una escasa vegetación y la mayor parte de las actividades de entrenamiento se desarrollan al aire libre, por lo que la sombra era un bien indispensable y escaso a la vez.
Es por esta razón que, el proyecto se emplazó en el único sector de abundantes árboles, con el fin de usarlos como reguladores activos de temperatura para las actividades exteriores, las circulaciones y las zonas de descanso.
El emplazamiento respetó la totalidad de los árboles existentes, buscando abrirse paso entre ellos e integrarlos como parte activa de la propuesta.
El proyecto se articula en base a dos ejes de circulación, que en su intersección generan una plaza dura de formación. Esta plaza pasa a ser el centro del proyecto y a su vez el lugar solemne y simbólico para esta institución.
Los volúmenes programáticos se ordenan en torno a estos ejes, respetando la independencia entre las áreas de entrenamiento, capacitación y el descanso.
El trazado general cuidó permitir un crecimiento racional y ordenado del centro de entrenamiento acorde a las futuras necesidades del mandante.
La sombra existente se extiende de forma lineal en el espacio generado por los parrones que ordenan las circulaciones de los usuarios, los conducen y orientan en sus actividades dentro del Centro.
El edificio construye una exterioridad controlada de las actividades programáticas, que en gran parte son al aire libre, dejando zonas de sombra para descanso y capacitaciones.
En cuanto a la espacialidad interior, los recintos son neutros, buscando dar cabida a la diversidad programática que debía albergar el edificio.
Es por esta razón que el interior se reconoce como un espacio de concentración de las actividades puntuales de aprendizaje, por lo que se aisla del exterior a través de ventanas de vistas fragmentadas.
La luz natural es aprovechada al máximo, mediante tragaluces y ventanas que limitan la incidencia de luz solar directa, pero que permiten un ingreso de luz natural controlada para las actividades interiores, buscando la mayor eficiencia lumínica posible y el confort de sus usuarios.