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Arquitectos: NAN Arquitectos
- Área: 90 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Iván Casal Nieto
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Cuando el visitante se aproxima al local, la visión de la ría, con su mar de tonalidades cambiantes, copa por completo su atención. Pese a la barrera que supone la carretera y la diferencia de cota entre la misma y el nivel del mar, la percepción sentida es la de encontrarse rodeado de mar.
La intervención en el local busca mantener e incluso reforzar esa percepción a través de dos acciones, enfocar con una perspectiva central dicha visión y rodear al visitante con una interpretación abstracta del paisaje marino. De esta forma se abre por completo la cafetería hacia las vistas y se crea un mirador sobre las mismas.
La distribución del espacio permite mantener esa visión desde todo el local, situándonos a través de la percepción sensitiva en el territorio.
Pero también, y a través de la percepción racional, nos volvemos a geolocalizar. Se ha creado un paisaje marino abstrayendo dos elementos característicos en dos planos perpendiculares.
Por un lado las olas y su perfil de crestas y valles, representadas en los paramentos verticales y en el mobiliario como si de una representación de un mar en un teatro de marionetas se tratase, por otro lados las nubes que surcan el cielo, con la luz de los rayos que delimitan su contorno, situadas en el paramento horizontal del techo. El cambio de pavimento sintetiza el gris del mar gallego en los días lluviosos en su contacto con la orilla.
Los pilares y vigas que median entre ambos planos se han desnudado, buscando contrastar su rugosidad con el grano suave de pavimentos y mobiliario, casi desmaterializándolos en la caja que delimita el interior del local.
El zaguán pasa a cobrar especial relevancia como espacio de paso entre la percepción sensorial y la racional que se busca en el proyecto; por ello se retranquea el límite físico entre interior y exterior, creando una zona donde se perciben ambas concepciones gracias a la transparencia del mismo y se le da una entidad propia recubriendo la fachada existente con una piel de aluminio negro.
Se crean pequeños guiños, como el empleo de una luz ámbar, similar al de los atardeceres que se disfrutan en la costa gallega. No se ha descuidado en la propuesta la imagen gráfica de la misma, actuando en logos, carta y señalética, aprovechando la fuerza de la idea generadora en la concepción de dicha imagen gráfica.