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Arquitectos: RAS Arquitectura
- Área: 55 m²
- Año: 2015
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La intervención se lleva a cabo en un espacio subterráneo, cerca del mar, con apenas iluminación desde el exterior y en un estado previo que presentaba serios problemas de humedad. Aún así, en el interior de un edificio de construcción muy humilde, el espacio, muy reducido, de apenas 55m2, presentaba un aspecto completamente monumental, presidido por dos columnas octogonales de piedra sobre las que se elevaban cúpulas y bóvedas para cubrir el espacio y aguantar el peso de las plantas superiores.
El requerimiento por parte del cliente era crear un único ambiente, pero la monumentalidad de éste, sumada a la escasez de luz natural y visión exterior, condujo la propuesta a, si bien mantener el concepto de un único espacio, hacerlo mediante una mayor complejidad espacial donde se superponen y entrecruzan dos circulaciones: una central, a modo de espacio común sin una función específica; y una perimetral, a través de pequeñas estancias especializadas (dormitorio, vestidor, baño, almacén, cocina y estudio).
Así, ningún paramento llega hasta el techo, y el orden de bóvedas y cúpulas es continuo y visible desde cualquier punto; pero por debajo, hasta la altura marcada por el arranque de las cúpulas, la visión es parcial, interrumpida por los tabiques, creando así expectación ante lo que hay más allá, al otro lado, conformando un mundo interior propio, donde una reducida paleta de materiales; suelos y paramentos existentes revestidos de blanco para rebotar y reflejar toda la luz que pueda entrar a través de las escasas aberturas.
Y madera contralaminada de pino, en contraste con las superficies existentes revestidas para destacar todo lo que queda en medio del espacio, queda a la espera de la invasión de colores y texturas de las pertenencias de los futuros usuarios.
La obra ha sido lenta, la falta de ventilación y de aperturas al exterior provocaba que el proceso de secado de los materiales se dilatara en el tiempo; fue necesario proyectar y construir un suelo elevado de varias capas para asegurar su impermeabilización y aislamiento; todos las superficies y techos tuvieron que ser selladas con morteros impermeabilizantes de doble acción para impedir la entrada de humedad; se implementó un sistema de suelo radiante y de ventilación forzada conectada a una máquina deshumidificadora para controlar el nivel de humedad interior.
Pero poco a poco los materiales fueron secando, el salitre fue desapareciendo, y al quitar las luces de obra, y ya entrados en verano, pudimos comprobar que la luz natural entraba y rebotaba y creaba un espacio muy agradable y confortable, sin rastros de humedad, y que daba la impresión de ser bastante más grande de sus escasos 55 m2.