Situado en el borde de la ría del Nervión en Bilbao, España, el Museo Guggenheim se caracteriza por una compleja fusión de formas curvilíneas y una cautivadora materialidad; que responden a un intricado programa y un contexto urbano industrial. Con más de un centenar de exposiciones y más de diez millones de visitantes, el Museo Guggenheim Bilbao de Frank Gehry no sólo cambió la forma en la que arquitectos y el público piensan en los museos, pero también revitalizó la dañada economía de Bilbao con su asombroso éxito. De hecho, el fenómeno de la transformación de una ciudad a raíz de la construcción de una importante pieza arquitectónica se conoce hoy como el "Efecto Bilbao".
Veinte años después de su construcción, el museo continúa desafiando las suposiciones que existen entre la conexión del arte y la arquitectura de hoy.
En 1991, el Gobierno Vasco propuso a la Fundación Solomon R. Guggenheim financiar la construcción de un museo Guggenheim en la deteriorada zona portuaria de Bilbao, una vez la principal fuente de ingresos de la ciudad. El Museo se convirtió en parte de un master plan cuyo objetivo era renovar y modernizar la ciudad industrial. Casi inmediatamente después de su inauguración en 1997, el Guggenheim Bilbao se convirtió en una popular atracción turística, atrayendo turistas de todo el mundo.
Se sitúa en el extremo norte del centro de la ciudad. Una calle y una línea ferroviaria se encuentran al sur, el río hacia el norte y la estructura de hormigón del puente de La Salve al este. Establece una fuerte conexión física con la ciudad, el edificio dialoga con el puente de La Salve, creando un paseo fluvial y una amplia plaza pública hacia la zona sur del sitio, justo donde termina la grilla establecida de la ciudad. El edificio alude a los paisajes de la zona, el estrecho pasillo a la sala principal del acceso que recuerda a un empinado barranco, o el uso de agua y pasarelas curvas en consonancia a la ría del Nervión.
Aunque la forma metálica del exterior mirada desde arriba parece una flor, desde el nivel calle, el edificio se asemeja más a un barco, evocando la vida industrial del puerto de Bilbao. Construido en titanio, piedra caliza y vidrio, las curvas aparentemente aleatorias del exterior están diseñados para captar la luz y reaccionarse con el sol y el clima. Clips de fijación crean una pequeña deformación en el centro de los azulejos de 0.38mm de titanio, haciendo que la superficie pareciera tener ondas con los cambios de luz, entregando así una extraordinaria iridiscencia a la composición general.
Debido a su complejidad matemática, las sinuosas curvas fueron diseñadas utilizando un software de diseño en 3-D llamado CATIA; que permite complejos diseños y cálculos que no habrían sido posible hace unos años. Esencialmente, el software digitaliza puntos en los bordes, superficies e intersecciones de los maquetas de Gehry hechos a mano, para crear modelos digitales que luego pueden ser manipulados de la misma forma que las animaciones 3-D.
Las paredes y techos del edificio soportan carga, contienen una estructura interna de las barras de metal que forman una grilla triangular. CATIA calcula el número de barras requeridas en cada lugar, así como las posiciones y orientaciones de estas. Además de esta estructura, las paredes y techos tienen varias capas de aislamiento y un revestimiento externo de titanio. Cada pieza es única a su ubicación, es determinada por el software CATIA.
El grande y luminoso atrio principal sirve como centro de organización del museo, distribuyendo los 11.000 m2 de espacios de exposición en más de diecinueve galerías. Diez de estas galerías siguen un trazado ortogonal clásico que se puede identificar desde el exterior por un acabado en piedra caliza. Los nueve galerías restantes se identifican desde el exterior por las curvas de formas orgánicas revestidas en titanio. La galería más grande es de 30 metros de ancho y 130 metros de largo, alberga una instalación permanente llamada "La materia del tiempo", de Richard Serra.
El impacto socio-económico del museo ha sido asombroso. Durante los tres primeros años de funcionamiento, casi 4 millones de turistas visitaron el museo- generando alrededor de 500 millones de dólares en ganancias. Además, el gasto de los visitantes en hoteles, restaurantes, tiendas y transporte recaudó más de 100 millones de dólares en impuestos, equiparando el costo de la construcción del museo. Sin embargo, la promesa del "Efecto Bilbao" también provocó un auge en la construcción de "statement architecture" a través del mundo; una arquitectura costosa que resultó ser imprudente considerando la reciente crisis económica. Sin embargo, el museo sigue siendo una estructura icónica conocida por su complejidad y forma única.