- Área: 382 m²
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Fotografías:Pedro Pegenaute
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Situado en pleno centro de Zaragoza, en los bajos de un edificio residencial anteriormente ocupados por una estación de autobuses, el local en el que se ubica el centro Liang Xin dispone de una fachada a la calle y de una zona interior que se extiende hasta el interior de la manzana. Se propone para el primer centro Liang Xin fuera de Malasia, una arquitectura de tonos oscuros, basada en la penumbra y el silencio del espacio vacío y en la articulación de los recorridos interiores, y atenta a los distintos grados de opacidad de los materiales. En este sentido, la nueva fachada se realiza íntegramente en cobre. En este caso, a sus cualidades como material natural que se modifica con el paso del tiempo, matizando sus tonos y reflejos iniciales, se unen las posibilidades de perforaciones a partir de patrones pixelizados que ofrece la tecnología digital. Este proceso permite integrar en un único material tanto los elementos de identidad gráfica como las imágenes que simbolizan los cuatro conceptos presentes en la filosofía de Liang Xin desde sus orígenes -relajación, libertad, armonía y generosidad-, evitando la superposición de materiales y reclamos habitual en este tipo de proyectos.
En este caso, la presencia material del cobre durante el día y la iluminación integrada, que convierten la fachada al atardecer en una referencia lumínica para la calle, son los elementos que otorgan una cierta visibilidad al centro desde el exterior. Las pequeñas perforaciones circulares de distintos diámetros que dibujan letras y símbolos en las planchas de cobre se ven interrumpidas por dos únicas perforaciones de mayor tamaño, que aluden a las connotaciones de la forma circular en la cultura oriental y en el arte zen, cuyas pinturas ensó, simbolizan los conceptos de vacío, universo y tranquilidad. El primer círculo alberga una pantalla con vídeos explicativos, como único elemento de comunicación, y el segundo, de mayor tamaño, identifica el porche de entrada al centro.
Los espacios interiores se organizan a partir de los ejes que articulan los recorridos, potenciados por los efectos de la simetría y la perspectiva. Una vez dentro, la inesperada aparición de la luz natural, a través de un lucernario cenital continuo, existente en la cumbrera de un espacio transversal de doble altura con cubierta a dos aguas, ya en el interior de manzana, constituye un elemento inesperado que refuerza el contraste de luces, penumbras y claroscuros que acompañan al usuario. Las oficinas, vestuarios y cuartos de servicio se sitúan a ambos lados de este corredor interior. En la sala de reflexología, una pérgola suspendida de cobre perforado, similar al utilizado en la fachada, filtra la luz natural y vela las vistas desde las ventanas hacia el patio de las viviendas de las plantas superiores.