En la mañana del pasado 3 de noviembre en Nueva York, la primera mudanza al One World Trade Center marcó la apertura oficial del (podría decirse) edificio más alto del hemisferio occidental, a 13 años de la tragedia del 9/11. Tal como describió New York Times, "el extraordinario momento aconteció de la manera más común posible", con los empleados de la editorial internacional Condé Nast entrando al lobby de mármol blanco (proveniente de la misma cantera de donde vino el mármol de las Torres Gemelas) y dirigiéndose directamente a los ascensores para comenzar sus jornadas de trabajo.
Para celebrar su finalización, los renombrados fotógrafos de arquitectura Iwan Baan y James Ewing se elevaron para capturar el One World Trade Center en todo su esplendor.
Las imágenes, después del salto.
Diseñado por Skidmore, Owings & Merrill LLP (SOM), el rascacielos de 104 pisos y simbólicos 1.776 pies de alto (coincidiendo con el año de la Declaración de la Independencia estadounidense) en los últimos años ha sido el centro de una serie de discusiones públicas. La más reciente fue sobre si la estructura en espiral de 408 pies (122 metros) debería o no, ser considerada en la altura total del edificio: los patrióticos 1.776 pies (541 metros, aproximadamente).
La inauguración ocurre solo días después del inicio de obras de la Iglesia Ortodoxa Griega, diseñada por Santiago Calatrava.