No existe ciudad en el mundo donde Alvar Aalto haya proyectado más obras que Jyväskylä, una ciudad en el centro oeste de Finlandia, donde este arquitecto creció y abrió su primer estudio de arquitectura en el año 1923, diseñando en ella un significativo número de proyectos, que dan muestra de un recorrido por cinco décadas de su producción arquitectónica.
Conoce las 17 obras del arquitecto finés después del salto.
Para seguir la línea cronológica de sus obras en la ciudad, hay que comenzar en Casa Karpio (1923), un proyecto de renovación de una antigua vivienda de madera.
Si bien el proyecto no sería llevado a cabo en su totalidad, aún son evidenciables algunas de sus transformaciones, tales como la terraza elevada sobre un espacio de bodega y el recorte del paramento vertical en la fachada lateral, descendiendo con la topografía.
Su siguiente proyecto correspondería a Casa Nuora (1923-24), otra renovación de vivienda, adaptada para acoger tanto uso residencial como comercial.
El proyecto de Aalto, dejaría el primer nivel para uso comercial, alojando una cafetería y una panadería, mientras que agregaría altura al segundo nivel, situando en éste tres pequeños apartamentos, con acceso independiente a través de un corredor de madera exterior, que también funciona como balcón.
A mediados de la década proyectaría el Hogar Obrero (1924-25), su primer edificio público de importancia y el más representativo de su período neoclasicista, diseñado para albergar un teatro, restaurante y cafetería.
En esta obra se harían evidentes tanto sus influencias neoclásicas como su interés por la arquitectura italiana, elementos reconocibles en la pureza de las líneas arquitectónicas, la simpleza en las ornamentaciones de las fachadas, la disposición de columnas dóricas en el primer nivel y la ventana palladiana, revelando la locación del teatro.
En el interior es destacable la incorporación de un muro curvo, que sirve tanto a la estructura como a la conformación de espacios, adquiriendo aún mayor protagonismo en el foyer, donde funciona de acceso principal a la sala teatral.
Paralelamente proyectaría el Edificio de Viviendas Aira (1924-26) para trabajadores ferroviarios, una construcción en ladrillo de tres plantas con 18 apartamentos de igual tamaño.
Si bien el conjunto presenta una sobria apariencia, es interesante el uso de ornamentaciones que contrastan con la simplicidad formal del proyecto, tales como los detalles de los canalones y los motivos en arco de las puertas.
Casa Lauren (1925) sería su próximo proyecto, un edificio de madera proyectado para albergar dos viviendas.
Desafortunadamente posteriores renovaciones han alterado sustancialmente su apariencia original, eliminando las decoraciones neoclásicas en las fachadas y la trama original de sus vanos, siendo prácticamente imposible reconocer la mano de Aalto en el edificio.
Su última obra de este primer período en Jyväskylä, correspondería a la Sede de la Guardia Cívica (1926-29), un edificio multipropósito con una compleja variedad de usos entre los que figuran una sala de cine, sucursal bancaria, restaurante, sauna, oficinas, salón de actos, dormitorios, depósito de armas, campo de tiro, gimnasio y patio de ejercicios.
Al igual que en Casa Lauren, todo el edificio ha sido modificado posteriormente, alterándose tanto sus espacios interiores como el aspecto de las fachadas. Hoy sin embargo, se encuentra en período de restauración para devolverle su aspecto original.
Veinte años después, Aalto retornaría a la ciudad para proyectar un conjunto de edificios para la Universidad de Jyväskylä (1952-56): El Instituto de Pedagogía (1952-54), la Residencia Estudiantil (1952-54), el Edificio Principal (1954-56) y la Piscina (1956).
El proyecto sería organizado en un esquema de U, con volúmenes que descienden gradualmente por la ladera, rodeando un extenso espacio abierto. Todos ellos reflejo de su período rojo en la ciudad, privilegiando el uso de ladrillo y madera en las fachadas.
El tratamiento de los espacios interiores, es otro de los temas destacables del conjunto, especialmente evidenciable en el Hall del Edificio Principal, donde se hace presente una estrecha relación visual con el paisaje y una rica exploración en combinaciones de materiales, apreciables en los revestimientos cerámicos de las columnas y los entramados de madera en las escaleras.
En estos mismos años proyectaría el Museo de Finlandia Central (1956-61), considerada la primera obra de su período blanco en la ciudad, característico por sus fachadas trabajadas en esta tonalidad.
Es destacable en este edificio la flexibilidad en la iluminación natural de sus espacios interiores, incorporando tragaluces y lucarnas con sistemas que permiten cerrar y abrir, según la necesidad de la exposición.
La Torre Viitatorni (1960-61), correspondería a su siguiente proyecto, un edificio de vivienda de 39 metros de altura, con apartamentos de uno a tres habitaciones.
Sobresale en el edificio la expresión de sus líneas verticales, lograda a través de una fachada principal asimétricamente escalonada.
Pocos años después le serían comisionados un conjunto de edificios para el Centro Administrativo y Cultural de Jyväskylä, entre los cuales solo se construiría El Teatro (1964-82) y La Oficina Central de Policías (1970).
Entre las características del conjunto destaca la incorporación de una calle interior bajo El Teatro que permite ingresar a la plaza inmediata por una calle lateral. Al mismo tiempo es interesante la experimentación de revestimientos blancos en los edificios, logrando fachadas sumamente expresivas.
El Edificio del Instituto de Educación Física (1971) para la Universidad de Jyväskylä, sería su próxima obra, una construcción que terminaría por concluir su conjunto universitario diseñado 15 años atrás.
Dentro de sus singularidades destaca la incorporación de una grilla de lucarnas ovaladas en la cubierta, logrando iluminar naturalmente gran parte de los espacios interiores.
Su último edificio en Jyväskylä correspondería al Museo de Alvar Aalto (1971-73), diseñado originalmente para albergar exposiciones de arquitectura y artes plásticas.
Este proyecto adquiriría una expresión formal bastante diferente a sus obras previas, con líneas significativamente más orgánicas, donde también se materializarían algunas de sus experimentaciones anteriores, incorporando luces cenitales, fachadas blancas y una amplia combinación de materiales.
Terminando el recorrido por cinco décadas de las obras de Alvar Aalto en Jyväskylä, pasando desde su período neoclásico, rojo a blanco, se puede concluir que parte de la riqueza de sus obras, sucede con la experimentación constante y el no encasillamiento con un determinado estilo.
De esta forma, cada proyecto es único, respondiendo a su contexto y funcionalidad, donde el arquitecto no tiene problemas en tomar prestados elementos de un período anterior adaptándolo a obras posteriores, como de explorar nuevas formas, recursos de sustentabilidad y materialidades.
------
Karina Nogales es arquitecta de la Pontificia Universidad Católica de Chile, es creadora de enviajes.cl y actualmente vive en Jyväskylä, Finlandia.
