- Área: 4701 m²
- Año: 2012
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Fotografías:PHOSS – Antonio Sorrentino & Iván Salinero
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Proveedores: Nuprotec, Casa Rosselló
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El restaurante emblema del cocinero peruano Gastón Acurio se traslada a una Hacienda del siglo XVII que es Patrimonio Nacional en el barrio de San Isidro, Lima.
La intervención de 51-1 consiste en diseñar un nuevo concepto de restaurante/centro gastronómico de vanguardia, restaurando la arquitectura antigua e insertando un huerto experimental, varias experiencias gastronómicas, un centro de investigación culinaria y espacios para eventos culturales.
Monumento
Dado que la intervención significaba trabajar en un Monumento Nacional, empezamos desde allí. Por definición, un monumento es un recordatorio de alguna historia (latín monumentum: algo que recuerda) así que, si se quería hacer sentido, primero tenía que estudiarse ¿qué es lo que se tendría que recordar?
¿Rural? o ¿Urbana?
Durante cuatro siglos Lima vivió rodeada de una fértil huerta, organizada por Haciendas que la proveían de alimentos. A partir de 1920, Lima creció rápida y extensamente sobre todas sus áreas agrícolas. La Haciendas fueron tragadas por la ciudad urbanizando sus tierras y demoliendo sus viejas estructuras de adobe y muy pocas subsisten hasta hoy. Luego de décadas descontextualizadas en ese entorno urbano, casi ningún limeño relaciona ahora la Casa Moreyra con su origen agrícola. Se le percibe en cambio como cualquier otra mansión urbana.
Restauración Conceptual
Más que solo restaurar su materialidad pensamos primero en recontextualizar conceptualmente su pasado dotándola de su “huerta”. Por ello convertimos el jardín frontal en un campo de cultivo con todas las plantas que se cultivaban en la vieja hacienda. Así nace “el Edén”, una restauración botánica que celebra la gran biodiversidad del Perú que promueve el Astrid y Gastón. Para exacerbar la experiencia, lo rodeamos de espejos en dos de sus bordes para ampliar la percepción de su alcance, como un fantasmal paisaje de su pasado.
Trazabilidad
La Casa Hacienda estaba abandonada en un muy mal estado. Queríamos iluminar los espacios, liberar su estructura de cualquier falsa pretensión de grandiosidad palaciega y en cambio recuperar la dignidad de sus nobles y austeros orígenes rurales. Para ello, exploramos en los muros de cada habitación sus antiguos colores y escogimos la capa más clara que se haya tenido a lo largo de historia. Así es que ahora cada habitación tiene su propia tonalidad particular: un rosado muy claro, un celeste muy claro, un verde muy claro, etc. Igual hicimos con la fachada, enfatizando su estilo neo clásico.
La carpintería de madera de pisos, puertas y ventanas, fue limpiada hasta revelar su veta. Cuando la madera estaba muy dañada y debía ser reemplazada, pintamos de blanco la nueva, pero cuando estaba en buen estado, simplemente la protegimos con una cera ecológica que homogeneizó la diversidad de especies encontradas. Estas operaciones se siguieron con mucha rigurosidad, así que cuando se visita ahora el edificio no solo es mucho más luminoso y espacioso sino que también permite rastrear qué es realmente antiguo y qué ha sido contemporáneamente añadido.
3en1
La operación del nuevo concepto de restaurante requería tres conceptos espaciales diferentes funcionando al mismo tiempo en el mismo edificio:
“La Barra”: un ‘gastrobar’ informal y bullicioso con su comedor principal en una terraza cubierta con plantas de maracuyá y atendida por una cocina abierta hecha con las maderas recicladas de las cajas en que llegaron los sofisticados equipos.
“Astrid&Gastón”: un restaurante de menu de degustación de vanguardia con un ambiente austero y tranquilo pero con un mobiliario contemporáneo que debe soportar las diferentes decoraciones que cambiarán cada temporada con cada nuevo menú.
“El Cielo”: salones privados para eventos especiales, cada uno con su propia cocina y servicio ad-hoc en un ambiente más tradicional con mobiliario preexistente de la propia casa, del antiguo Astrid y Gastón o del mercado de muebles usados.
El Patio
Finalmente, en el patio centenario, está el Taller de Investigación Gastronómica, una caja de vidrio totalmente transparente enfocada a la innovación para irradiar sus hallazgos al mundo.