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Arquitecto: Arantxa Manrique + Yaiza Terré
- Área: 82884 m²
- Año: 2011
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Fotógrafo:Adrià Goula
El proyecto se sitúa dentro del programa de "Fábricas para la Creación" promovido por el Ayuntamiento de Barcelona para reactivar antiguos espacios industrials en desuso de la ciudad y transformarlos en centros de producción artística..
Hangar es un centro de creación de artes visuales situado desde 1997 en una antigua nave industrial del recinto fabril de Can Ricart.
Can Ricart, fechado de 1854, es uno de los primeros recintos fabriles de estampación mecánica de tejidos de algodón de Cataluña. Está situado junto al Parque Central y orientado respecto al eje industrial de Pere IV, junto con Oliva Artés, Ca l'Alier, la Escocesa, y Ca l'Illa. El complejo está formado por varias edificaciones de estilo neoclásico y una serie de espacios verdes que las comunican entre sí. El interés del conjunto recae en el estilismo unitario de las piezas que lo componen, es decir, en la analogía de sus formas, ritmos y disposiciones espaciales.
El objeto de esta primera fase es la ampliación del centro en las dos naves en desuso situadas a continuación de Hangar.
El punto de partida de esta intervención es el respeto, se reconocen el carácter y las cualidades físicas de los edificios existentes, que se reinterpretan pero no se transforman. Se mantienen las cicatrices que muestran las intervenciones sufridas a lo largo del tiempo y se añaden las surgidas producto de la actuación actual.
Se trata de adecuar las naves con la mínima intervención y coste económico posibles, para ello se introduce estratégicamente un nuevo elemento, "el módulo", de naturaleza común pero personalizable según el espacio que ocupa. La contraposición entre el espacio existente, no intervenido, y los distintos elementos introducidos, crea un diálogo constante entre lo antiguo y lo nuevo.
Se diseña un sistema modular metálico pensado por capas. El esqueleto está formado por una estructura reticular de pilares y vigas HEB, vestida por el interior por paneles de cartón yeso y aislamiento térmico o por perfiles metálicos y cristal. El exterior se recubre de una subestructura de perfiles metálicos que sujetan paneles de chapa perforada y resuelven la barandilla.
Cada módulo complementa el espacio abierto dónde se inserta, equipándolo con usos que requieren de aislamiento acústico o visual. El techo del módulo es transitable para aprovechar la altura de las naves, permitiendo una relación visual con el espacio abierto y añadiendo la superficie del nivel intermedio.