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Arquitectos: Claudio Urzúa Barraza
- Área: 10 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Claudio Urzúa Barraza
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El encargo del taller de titulación, requiere la búsqueda de una condición particular en un lugar, en función de su forma de organización, construcción u ocupación.
Esto lleva a la identificación de un germen que pueda dar paso a un estudio de interés común, que a la vez pueda concluir en un prototipo experimental que permita valorar la tesis.
El estudio nace por una inquietud con respecto a los artesanos y su cultura, el porque están emplazados aquí, lejos de todo, en medio de los cerros.
La elección de su entorno escapa un poco de la lógica con que podríamos abordar el tema. Pero la artesanía es una expresión cultural, que da cuenta de la forma con que se entiende el lugar y se saca partido a lo que se tiene a mano. Aparentemente, este caserío se emplazo en este lugar por ser un punto ubicado en la ruta que unía uno de los pueblos importantes del valle con otro atractor relevante en el territorio como es la costa.
Entonces, esta ruta obligada por comerciantes y campesinos, era un lugar estratégico para emplazar uno de los comercios que en ese tiempo podía tener más importancia para el mundo campesino, la venta y confección de chupallas.
Lo agreste del entorno, lo seco del lugar, pese a estar entre dos fértiles valles, proporciona la materia prima para los sombreros, la teatina.
Esta manera de entender el entorno es particular a la vida en La Lajuela, la fuente de trabajo, surge de lo que se tiene a mano; las construcciones, surgen con lo que se tiene a mano, la vida en este lugar se constituye en función de lo que se tiene cerca y del provecho que se puede sacar de los objetos que el lugar entrega.
La propuesta surge a partir de estas observaciones que tienen que ver con la forma de construir en La Lajuela, tomando un fuerte valor la manera en que se habita y se ocupa un predio y como esta construcción ordena los recorridos y circulaciones en su entorno.
Por otro lado es muy importante en el lugar, las vistas que se pueden lograr, por el echo de estar mirando un valle, es notable la condición de atrio que consigue La Lajuela con respecto a Santa Cruz.
"Se trata de una arquitectura que reivindica a través de su articulación el derecho de hacer emerger de nuevo los acontecimientos eternos, las simbologías fundamentales, siempre presentes en las marcas del hombre, y que, en su traducción física, definen unos territorios mentales."
LUCA GALOFARO
Una de las condiciones predominantes en el lugar es la posibilidad de situarse en un estado de contemplación con respecto al valle, por el hecho de estar emplazado en un cordón de cerros.
Por lo anterior, uno de los objetivos de este trabajo es logar establecer un punto en el caserío que permita apreciar las vistas que se tienen y así, identificar una forma de valorar el paisaje en función de los objetos que además allí surgen, ya que una de las principales condicio¬nes del lugar es que al recorrerlo, se encuentran testimonios de actividades atemporales que se posan sobre el paisaje y que permiten dimensionarlo, situarse en él, dando cuenta de un uso y una forma de habitar.
La intención de construir, tiene que ver con el deseo de ver materializado un concepto que deriva de ciertos arraigos con el campo.
La obra en la Lajuela, es en cierta forma la conceptualización de una serie de observaciones que tienen que ver con el paisaje y su usuario. En como un sujeto recorre sus predios y caminos y como se sitúa sobre él, teniendo conciencia de que está en un lugar pre-existente y por lo mismo en potencia.
Con esta obra no se pretende solucionar un problema social, cultural ni económico, las ventas de los artesanos no subirán, ni el estado de aparente precariedad con que viven, a ojos de los que vivimos en la ciudad, será subsanado, no pretendamos que esta intervención sea la solución a los problemas de una comunidad. Es el estudio de una determinada forma de habitar; de ocupar; de recorrer; de construir, lo que se pretende poner en valor.
La valoración de las cosas en función del lugar en que se encuentran, de la gente que lo habita. Eso es lo que se busca.
La manera en como se ocupan los materiales y como estos materiales, dentro de su precariedad, pueden constituir una obra de arquitectura, si se tratan de una determinada forma y con cierto grado de tecnología, es fundamental.
Es llevar la arquitectura a lugares donde no la hay, es construir a la manera del lugar, con los materiales, con la levedad que se piensan las volumetrías y con la temporalidad que adquieren. Es improbable que una obra se mantenga en el tiempo constantemente sin tener modificaciones que alteren su apariencia de manera positiva o negativa (que es relativo), es por esto, que una de las condiciones de esta obra es que tenga modificaciones desde el primer momento de su construcción. Sabemos que la materialidad del cubo es orgánica, por lo tanto desde el momento en que se empezaron a confeccionar los paneles con ramas, estos fueron sufriendo mutaciones en su apariencia, y seguirán modificándose constantemente y hasta que pierdan las hojas, seguirá cambiando, las ramas quedaran, el objeto no será el mismo.
En el paisaje, un objeto que se modifica constantemente, toma valor en la medida que no es un evento repetitivo. No es monótono. Cada vez que se observa, se hace evidente que algo ha cambiado, y en relación a esto se puede establecer un contrapunto con el paisaje, cada vez que se mira hacia el valle, se ve que algo va cambiando, los colores, sus elementos.
Una puesta en valor de un valle, desde la estructura interna de una localidad, donde el estudio de su forma de construir, su forma de vivir, y su forma de establecer relaciones, son en sí, lo que da pie a la construcción de una obra.
En el fondo, esta obra no ha sido un nuevo invento, sino que ha resultado de la capacidad de valorar lo existente. Es tomar la manera de construir del lugar, y aplicarle la energía necesaria para que se transforme en una obra de arquitectura reconocible.
Los objetos que se emplazan en el lugar, describen recorridos y circulaciones, que son además, relativos a cada sujeto en particular. No existe el deseo de definir en la obra una manera de aproximarse a él, no hay una norma explicita, está la libertad y el soporte para que cada persona viva la obra de la manera que le parezca mas abordable.
Se construyen pautas, se determinan materiales, pero no se definen los usos, es un objeto en el paisaje que deriva en una manera de habitar.