
-
Arquitectos: Chain + Siman, modomanera
- Área: 3000 m²
- Año: 2024
-
Fotografías:Rafael Gamo
-
Proveedores: Hansgrohe, Perch, Technogym

Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Hotel Avándaro ha sido renovado por las firmas mexicanas Chain + Siman y modomanera para responder a la creciente demanda de visitantes e integrar una visión de diseño contemporáneo en diálogo con las distintas capas históricas del lugar. Su programa incluye habitaciones, restaurantes y el Centro Avándaro, un centro de convenciones con capacidad para 150 personas.

Como parte del Master Plan, el diseño se vincula con el pintoresco paisaje de Valle de Bravo a través de nuevas amenidades y una serie de intervenciones paisajísticas, fomentando una relación fluida entre la arquitectura y su entorno. El hotel cuenta con 81 suites orientadas hacia el campo de golf y el bosque. Su ubicación, a solo 90 minutos de la Ciudad de México, facilita el acceso para equipos de trabajo y grupos corporativos.


Durante años, ha sido un destino predilecto para convenciones, ofreciendo tanto cercanía como un ambiente que favorece la concentración, la creatividad y el bienestar. La presencia del lago, los bosques y las montañas configura un entorno ideal para desconectarse del ritmo urbano.


En el pasado, la superposición de flujos entre huéspedes, miembros del club y asistentes a convenciones generaba confusión en el uso de los espacios. La remodelación reorganizó y delimitó cada área, asegurando que cada grupo pudiera disfrutar de su entorno sin interferencias. Diseñado originalmente en 1958 por Francisco Artigas y renovado en los años 90 por Arnold "Noldi" Schreck, el hotel ha sido actualizado por Chain + Siman y modomanera para integrar una estética contemporánea sin perder su identidad histórica.


Se conservaron elementos representativos, como los techos inclinados, aunque con un ángulo más sutil, y se modernizaron las vigas de madera para dotarlas de un carácter más actual. El Hotel Avándaro alberga el Centro de Convenciones Avándaro, el Restaurante Josē, la boutique Ego, un Deli y un amplio espacio de recepción con vistas al paisaje. La renovación buscó integrar el hotel con su entorno natural y urbano, asegurando una transición fluida entre la arquitectura y el paisaje. Se utilizaron materiales locales y una paleta de colores en sintonía con el entorno, reforzando su vínculo con las montañas circundantes y la zona urbana adyacente.

Para minimizar el impacto ambiental, se priorizó la restauración sobre la demolición, reduciendo el desperdicio de materiales y la huella de carbono del hotel. La fachada de un muro divisorio fue reutilizada como material estructural, garantizando continuidad en el diseño. Además, se implementaron sistemas de eficiencia energética, iluminación y climatización adaptables al uso, así como paneles solares y mecanismos de recolección de agua pluvial para optimizar el consumo hídrico.

Más allá de su impacto ambiental, la renovación también priorizó el desarrollo local. La contratación de personal de la región y el uso de insumos provenientes de industrias locales fortalecieron la economía regional y redujeron la huella de carbono. Esta estrategia generó empleo en construcción, diseño y operación del hotel, beneficiando directamente a la comunidad.


El Hotel Avándaro se consolida como un modelo de equilibrio entre intervención arquitectónica, conservación ambiental y revitalización económica. Su integración con el paisaje permite a los huéspedes reconectar con la naturaleza, mientras que su infraestructura renovada impulsa el turismo y beneficia a los residentes locales. La visión de arquitectos de distintas generaciones se refleja en la fusión de capas históricas con una estética contemporánea que define su identidad actual.
