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Arquitectos: Héctor Navarro, Studio SVA
- Área: 56 m²
- Año: 2024
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Fotografías:José Hevia
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Proveedores: CEA Design, Cerámicas Calaf, Cortizo, Formani, KVIK
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto convierte un ático oscuro y compartimentado en un espacio diáfano y lleno de luz en el Eixample barcelonés, redescubriendo su potencial espacial y conectando el interior con una terraza de 35m² que se integra plenamente como parte del espacio habitable, ampliando la vida hacia el exterior. Al acceder, destaca la gran altura libre, delimitada por un techo inclinado que alcanza los 4,50 metros, oculto antes de la reforma, así como las vigas de hormigón armado que ahora se dejan vistas.
La entrada está definida por una pared de ladrillo pintada de blanco, misma solución que se aplica al muro central de la zona de estar y al paramento que hace las veces de cabecero en el dormitorio. En lugar de ocultar las huellas del pasado, la intervención pone en valor las capas temporales del edificio. Del mismo modo, se deja a la vista la bóveda catalana en la cabina de ducha, tratada como un espacio singular dentro de la casa.
La estrategia del proyecto se basa en crear un único espacio continuo, aprovechando la planta en forma de U del ático para articular las distintas estancias de manera natural. La zona de estar se extiende sin interrupciones hacia la amplia terraza, que funciona como una prolongación del interior. Las puertas correderas se deslizan dentro de la pared, desapareciendo al abrirse y transformando el espacio en una suerte de pabellón que fusiona interior y exterior.
Esta solución aprovecha las excepcionales condiciones climáticas de Barcelona y permite convertir la casa en un mirador que domina el paisaje urbano desde la altura. Desde el acceso a la vivienda y el comedor, la isla de travertino de la cocina se percibe como un bloque monolítico y escultórico, que organiza la circulación y el uso del espacio. En paralelo, la cocina se completa con un mueble lineal de roble rematado con una encimera de travertino que refuerza la continuidad material y la estética del conjunto.
La zona de dormitorio se distingue mediante un suelo elevado de sisal natural y una celosía de madera que permite graduar el nivel de intimidad. Esta elevación y cambio de material generan una sensación de privacidad, manteniendo la continuidad del conjunto. El baño, en lugar de ser una única unidad, se divide en dos áreas: un inodoro y lavabo que funcionan como baño de cortesía, y una zona de ducha más privada junto al dormitorio.
El proyecto apuesta por una paleta de materiales limitada y cuidadosamente seleccionada, todos ellos naturales: barro cocido en las rasillas, madera de roble, piedra natural como el travertino y textiles como el sisal en el suelo del dormitorio. Estos materiales conforman una gama cromática cálida y cohesiva que abarca desde tonos terrosos y rojizos hasta beiges y blancos. Esta paleta refuerza la continuidad espacial y aporta una coherencia visual equilibrada.
El proyecto busca el equilibrio entre lo nuevo y lo existente, preservando huellas del pasado. La conexión fluida entre interior y exterior convierte a Barcelona en una presencia constante, integrando la ciudad como parte esencial de la vivienda. Así, lo contemporáneo y lo histórico se fusionan definiendo la esencia de este refugio urbano ubicado en las alturas.