Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto nació de un sueño compartido por una pareja que amaba el lugar donde vivía desde hace muchos años, en Itanhangá, en Río de Janeiro. La casa en la que vivían ya no se alineaba con sus deseos de vida. Querían algo más simple, práctico, sin excesos, con mucha belleza y un jardín generoso. La disposición lineal de la construcción, posicionada a lo largo del límite longitudinal del terreno, fue planeada para favorecer la entrada principal por un camino verdeante, maximizando los jardines y preservando casi todos los árboles existentes. El acceso práctico para los coches y las áreas de servicio fueron estratégicamente posicionados en la parte frontal del terreno, mientras que los espacios íntimos quedaron al fondo. En el encuentro entre estos espacios, está el comedor abierto, celebrando el deseo de los clientes de comer al aire libre. La gran sorpresa vino al visitar el terreno: la posición elegida de la casa traía consigo un encuadre perfecto de la Pedra da Gávea, un deleite para los ojos de los moradores.
Buscando una concepción más "verde" y acogedora, el estudio inicial consideraba la construcción de la casa en CLT (Madera Laminada Cruzada), donde el acabado y la estructura se integrarían. La fachada recibiría tratamiento con la técnica japonesa shou sugi ban como una forma de protección a las inclemencias del tiempo. Avanzamos con el concepto hasta que el cliente, preocupado por la durabilidad y el mantenimiento, optó por una obra más tradicional, pero manteniendo el mismo resultado estético. Decidimos, entonces, usar listones de concreto que imitaban tablas de madera carbonizadas en la fachada y, para conservar el mismo contraste acogedor, algunas paredes internas fueron revestidas con chapas de contrachapado marino de pino. Los toques de color quedaron reservados para las habitaciones de los hijos —verde claro y verde oscuro— y para los elementos decorativos de total curaduría del cliente.
Toda la casa recibe luz natural en abundancia e interactúa armónicamente con los jardines, lo que garantiza la experiencia de una vivienda deliciosamente ventilada y soleada. Cada ambiente cuenta con terrazas externas que promueven una conexión íntima y constante con la naturaleza, y tragaluces posicionados en el comedor y los baños permiten que el cielo se convierta en parte integral del día a día. La linealidad se presenta también en la circulación interna responsable del acceso a todos los cuartos, con un ritmo marcado por los montantes intercalados con vidrios y seguidos a lo largo de toda la extensión por un largo banco.