- Año: 2024
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Fotografías:Federico Kulekdjian
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Proveedores: Kohen Iluminación., Quadri
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Burrote es una panchería gourmet situada en el corazón de Valentín Alsina. Este proyecto nace con la idea de recrear la esencia del carrito de comidas barrial, logrando la reminiscencia a la infancia, los clubes deportivos de barrio y el disfrute de la comida que ofrecen los itinerantes gastronómicos. Se busca evocar esos momentos familiares y de amistad, capturando y reuniendo lo lúdico, lo contemporáneo, y la gastronomía callejera tradicional argentina.
La estética de Burrote se centra en la reinterpretación contemporánea del clásico carrito de panchos o foodtruck, que se convierte en el corazón del espacio. El local se desarrolla sobre la preexistencia de un taller mecánico, por lo que la estructura edilicia es la original de hormigón armado y mampostería, destacando así el sector productivo hecho completamente en hierro. Acompañando el carrito, se eligió un sistema de gradas como sitting que añade un toque deportivo y juvenil, permitiendo una flexibilidad de uso que remite a la atmósfera de club deportivo.
El carrito, construido con una estructura metálica recubierta por chapa doblada y bordes curvos, presenta ventanas plegadizas en sus dos caras, en referencia directa a los carritos tradicionales. El diseño incluye una barra principal que integra cocina y producción, junto con un área de atención al cliente.
En cuanto a la organización interna, el carrito cuenta con varios sectores claramente definidos. En el sector de caja se gestiona la atención al cliente y los pagos. El área de cocina está equipada con pancheras, planchas y freidoras, esenciales para la preparación de los panchos gourmet que ofrece Burrote. Se dispuso también un sector específico para la limpieza y el guardado de utensilios, asegurando que todo el proceso de producción se mantenga ordenado y eficiente. Por último, el sector de topineras permite a los clientes personalizar sus panchos antes de recibir el producto final, involucrándolos activamente en la experiencia gastronómica.
Para la comodidad de los comensales, se planteó una barra para comer al paso con banquetas y barrales a medida, que complementan la identidad visual de la marca.
Todo el mobiliario del local, incluyendo mesas, sillas y barrales, fue diseñado específicamente para Burrote, utilizando un mismo diámetro y curva en todos los elementos para asegurar coherencia y reconocimiento del diseño. Las mesas amuradas en las gradas están numeradas y presentan un juego de alturas que facilita la identificación y uso de los espacios disponibles.
El sistema de iluminación del salón no queda fuera del sistema, puesto que se diseñó una iluminación colgante de tubos y estructura metálica naranja que refuerza la identidad de marca, evocando por forma y color, al producto protagonista. Esta iluminación no solo cumple una función estética, sino que también proporciona una atmósfera cálida y acogedora.
Al fondo del local, una cortina de PVC naranja da acceso a la zona de servicios, donde se diseñó una bacha comunitaria de acero inoxidable sostenida por una estructura metálica curva del mismo color, en armonía con la estética general del local. Los baños, realizados en colores vibrantes de la marca, se destacan por su contraste y su integración con el resto del espacio.
La gráfica del local se basa en el uso de letreros de neón LED para los isotipos en la pared, así como carteles luminosos y señalética en la fachada. Estos elementos no solo potencian la estética industrial del local, sino que también refuerzan la identidad de Burrote como un espacio de encuentro informal y divertido, con un marcado toque industrial que recuerda a la arquitectura deportiva.
En resumen, Burrote resultó ser una experiencia integral que combina la reminiscencia a la infancia y a los carritos de panchos tradicionales, con un diseño contemporáneo y una fuerte identidad de marca. Cada detalle ha sido cuidadosamente pensado para crear un espacio que sea tanto funcional como evocador, invitando a los clientes a recordar ese espíritu lúdico y barrial que tienen los itinerantes gastronómicos, en un diseño actual y acogedor.