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Arquitectos: Taller CD
- Área: 910 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Andrés Cedillo
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Proveedores: Helvex, Cemex, MACERE México, Novaceramic
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La Casa de Cultura y el Jardín de Niños (CADI) Tlatenchi representan dos proyectos desarrollados conjuntamente, aunque en predios separados comúnmente denominados "lotes residuales". Al abordar la creación de espacios públicos, es crucial maximizar su potencial más allá de los límites establecidos y, en este caso en particular, centrarse en generar intersecciones, concentración y significado.
Tlatenchi es una comunidad perteneciente al municipio de Jojutla en Morelos, en esta ubicación ambos proyectos se integran a un contexto habitacional por lo que una de las premisas de diseño fue mantener la coherencia entre ambos, dado que, aunque se encuentran a sólo 5 minutos a pie uno del otro, carecen de una conexión física directa.
Por este motivo, se buscó una integración del paisaje y las estructuras mediante el uso de materiales uniformes en cuanto a color, disposición y soluciones estructurales a través de un sistema de bóvedas catalanas, permitiendo que ambos se perciban como una única entidad.
En ambos casos, se consideraron los flujos naturales que los residentes solían tener entre una calle y otra, que implicaba la reintroducción de la calle original formada por el camino de uso anterior, el cruce natural. La concentración de individuos en estos espacios generó un punto nodal en cada centro, que se tradujo en una tribuna en la Casa de Cultura y un patio en el caso del CADI.
Revivir la bóveda - Significado. Un elemento clave fue la incorporación contemporánea de la bóveda de ladrillo, que en la arquitectura moderna permite aprovechar su funcionalidad estructural, versatilidad y expresividad. Este planteamiento implicó una revisión del oficio del maestro albañil que la construye, cuyo conocimiento se ha transmitido de generación en generación en Tlatenchi, así como la integración de los materiales con las dimensiones particulares del sitio y la época en que se encuentra.
Este sistema, que los artesanos locales dominan con eficacia, se implementó para cubrir grandes espacios sin necesidad de soportes intermedios y para mejorar la circulación del aire en el interior de los espacios.
Dado el conocimiento de la susceptibilidad sísmica en la región de Jojutla, se optó por una reinterpretación de la bóveda catalana con el propósito principal de evitar la autoconstrucción de múltiples niveles sin el conocimiento estructural adecuado, para prevenir tragedias como la ocurrida en el sismo de 2017, donde la falta de planeación y la construcción desatinada provocaron el daño o colapso de miles de edificios.
En términos constructivos, los muros de carga expuestos sirven como base del sistema estructural.Estos muros se crearon utilizando ladrillo extruido, mientras que el ladrillo de barro se reservó para las bóvedas. Los materiales se extienden a los patios, escaleras y pasarelas, pavimentados con las conocidas baldosas de arcilla.
Además, la zona experimenta un clima predominantemente cálido y húmedo durante gran parte del año, por lo que la selección de materiales en el diseño arquitectónico desempeña un papel clave en la regulación térmica de los espacios.
Esto es especialmente importante en los edificios públicos que requieren poco mantenimiento y en los que la opción del aire acondicionado puede no ser factible. Por ello, se incorporaron celosías y aberturas que permiten la ventilación cruzada para regular la temperatura. Cada uno de estos elementos contribuyó a la coherencia entre las dos parcelas en su conjunto.
El auténtico espacio público surge de la genuina participación ciudadana, que da lugar a presencias y fuerzas imprescindibles que transforman estos espacios en entornos de encuentro y participación activa más allá de las estructuras físicas. Esta visión permite percibirlos como el componente central de una esfera de actividad envolvente.