- Año: 2010
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Fotografías:Cortesía de ZD+A Arquitectos
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Proveedores: Hunter Douglas, GRAPHISOFT
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En la sección norte de Polanco, en uno de los barrios que actualmente está con un gran crecimiento y vitalidad, además está por convertirse en uno de los más emblemáticos de la ciudad de México, se erige Cervantes Saavedra 639, un nuevo proyecto de usos mixtos proyectado por el despacho mexicano ZD+A (liderado por el arquitecto Yuri Zagorín).
Esta singular pieza arquitectónica, forma parte de una efervescencia inmobiliaria que a lo largo de los últimos años ha transformado el paisaje urbano de la zona y que incluye aportaciones de arquitectos como LAR+Fernando Romero (Museo Soumaya) y David Chipperfield (Museo Colección Jumex). No obstante, en este marco el proyecto de Cervantes Saavedra 639 destaca por su singular combinación de pureza geométrica, audacia cromática e integración contextual, aspectos que contrastan fuertemente con la extravagancia formal y estilística de algunos de sus vecinos cercanos.
Planteado con el objetivo de maximizar la eficiencia y flexibilidad espacial, el proyecto incorporó una serie de decisiones de diseño poco ortodoxas que permiten multiplicar las posibilidades funcionales y operativas del edificio. Por un lado, el esquema libre de las plantas tipo permite adaptar el espacio a los requerimientos cambiantes de distintos usuarios y programas. Y por otro, con el objetivo de reforzar la flexibilidad espacial del edificio, la solución estructural se concibió de manera que el espacio correspondiente al peralte de las armaduras de soporte de los entrepisos se pudiera habilitar como una suerte de tapanco o mezzanine que permite incrementar el área útil de los interiores. Asimismo, en los niveles correspondientes al área de estacionamiento, se instaló una serie de elevadores de vehículos, los cuales permiten potenciar la capacidad del espacio y aumentar significativamente el número de cajones disponibles.
Uno de los aspectos más singulares del proyecto es sin lugar a dudas la fachada, la cual está definida por un sensual juego de pieles que permite articular la relación entre interior y exterior de una forma sensible, inteligente y creativa. La simultaneidad de capas permite mitigar el efecto negativo de los factores externos, en especial el asoleamiento y el ruido proveniente tanto de las bulliciosas calles de Polanco como del anillo periférico. Al mismo tiempo, el control de la cancelería y la ampliación del espacio interior hacia un balcón exterior refuerzan la estrategia general que permite controlar éstas y otras posibles fuentes de contaminación visual y/o auditiva.
Desde la ciudad, la piel exterior se percibe como un gran pixelado que genera un dinamismo formal y cromático que varía según la hora del día y la posición del observador. El patrón visual de la pantalla fue diseñado por el artista plástico Luis Díaz Gordoa del despacho VENA2 y elaborado con paneles de aluminio de la empresa Hunter Douglas. Desde el interior, la alternancia de vacíos y elementos sólidos permite enmarcar la vista hacia el exterior de una manera inesperada y cambiante. Por su parte, la fachada posterior se equipó con una serie de jardineras que ayudan a estimular el confort térmico y visual de los ocupantes y que le imprimen al proyecto un sólido carácter ecológico.
A nivel de calle, el edificio se desplanta desde un basamento que se distingue por un manejo al mismo tiempo audaz y armónico de materiales y texturas. El concreto aparente, el acero, la duela de madera, el granito y el vidrio serigrafiado dialogan de manera respetuosa y forman una unidad tectónica que se integra de manera casi simbiótica con el contexto urbano inmediato.
