- Año: 2010
El proyecto aprovecha la demolición del edificio existente, que ocupaba el terreno completamente para diseñar una nueva plaza, con una escala y dignidad para recibir el Palacio de Justicia. En diálogo con los muros de granito que definen su entorno, la plaza toma la forma de un embotellamiento de piedra, sobre el cual se descansa el Palacio de Justicia.
El edificio, apoyado en cuatro pilares, asegura transparencia y conexión entre los dos jardines que delimitan al norte y al sur. La dignidad y el simbolismo que un edificio como el Palacio de Justicia debería tener siempre son alcanzados con el carácter monolítico y singular que adquiere el volumen de hormigón blanco, sobre todo en la expresión de sus elevaciones compacta, con espacios vacíos tallados profundamente como si estuvieran suspendidos sobre la plaza.
Una escalera de proporciones generosas se abre a un patio, honrando el acceso al piso de la Crote. El lobby/foyer cruza longitudinalmente el edificio completo, comunicando directamente con el jardín en el norte, estableciendo una relación de cercanía con las copas de los árboles existentes a través de un espacio vacío horizontal.
En el volumen, la sala de la Corte destaca con una seria de tragaluces verticales que sutilmente iluminan todo el espacio. Los servicios de registro, que funcionan independientemente, están instalados en la parte llena del edificio, abierta al patio interior que comunica directamente con el jardín norte. El proyecto considera un espacio de estacionamiento público escondido bajo la plaza con acceso desde las calles adyacentes.