El Jurado calificador del Concurso Hotel Centro 2010, destaca del proyecto ganador, la sobriedad de la expresión formal del edificio y su carácter acertado para el género hotelero. Asimismo, se reconoce la buena disposición de los espacios interiores y su adecuada integración al contexto urbano.
Arquitectos: Nómena Arquitectos (Héctor Loli Rizo Patrón + Boro Fleischman Nessim) Colaboradores: José Miguel Palma, Bruno Binda, Brenda Middlebrook, Gracia Nano Ubicación: Guadalajara, Jalisco, México Año de Concurso: 2011 Área de Terreno: 375 m2 Área Total: 3,000 m2
A continuación la memoria del proyecto.
Se trata de un Hotel Boutique de 4 estrellas (52 habitaciones) en el centro histórico de Guadalajara, una ciudad de casi 500 años de antigüedad y con un carácter muy tradicional. El lote en esquina se ubica en una de las cuatro plazas que rodean la Catedral de Guadalajara, y que junto al resto configuran un sistema de plazas en forma de cruz latina.
El proyecto empieza reflexionando sobre de la tipología misma en búsqueda de su problemática esencial.
Un hotel, por definición, es una edificación planificada para albergar a las personas temporalmente. Esta última condición nos interesó mucho: la “temporalidad” del refugio.
Un árbol típico y tradicional de Guadalajara llamado Lluvia de Oro (Laburnum Anagyroides), nos permitió entender que la principal condición de este elemento natural es generar sombra bajo sus racimos. Es así que la idea central fue generar un refugio temporal organizado bajo la lógica de un marco estructural del que se sostenga la función principal: habitar.
Para el diseño del objeto arquitectónico se estableció un cubo como punto de inicio, una forma geométrica pura a la cual se le hicieron 3 intervenciones o rastros urbanos: El primero es un patio urbano interior que busca traer la LUZ al interior del edificio; el segundo tiene que ver con la reinterpretación de la galería urbana, elemento arquitectónico generado para producir SOMBRA y que está presente en todo el perímetro de los edificios adyacentes; y la tercera, generar el ingreso a través de un UMBRAL que busca “construir la sombra” para sintetizar la diferencia entre el exterior y el interior del proyecto. Estas 3 intervenciones dieron como resultado un volumen modelado abierto.
Como consecuencia de que el proyecto era muy compacto (lote de 375m2) y existía poco lugar para cualquier “especialidad” que no sea necesaria, buscamos trabajar sobre el vacío. Mediante el trabajo en corte o de sección se buscó concederle atributos de valor al espacio interior.
Finalmente, con la finalidad de integrar adecuadamente el objeto arquitectónico al contexto urbano monumental, se decidió analizar las proporciones monumentales del entorno inmediato. Se encontraron tres lógicas basadas en un lenguaje clasicista: zócalo, cuerpo y remate. Se trató de re-interpretar estos elementos arquitectónicos con la finalidad de tener como producto un objeto moderno y contemporáneo pero que rescate el valor de su entorno.
Es así que el edificio contempla un zócalo -galería urbana- que termina por configurar un espacio público con sombra. Un cuerpo –reinterpretación del lenguaje de los elementos verticales encontrados en los edificios adyacentes- donde se desarrollan todas las habitaciones típicas; y un remate que busca una vista panorámica de la ciudad mediante la ventana horizontal.