- Área: 160 m²
- Año: 2010
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Fotografías:Josefina Navas, Simplestudio
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El encargo consistió en rehabilitar un local comercial obsoleto y altamente deteriorado, a partir de las mínimas operaciones arquitectónicas, dado el reducido presupuesto y los acotados plazos de construcción con que se contaba. El desafío estuvo en dotar al edificio de un carácter contemporáneo, sin que por ello se viera afectada su condición original de arraigo y pertenencia al entorno.
El proyecto se desarrolla bajo dos decisiones fundamentales; la primera, en rescatar lo esencial del volumen existente, simplificando y reinterpretando su solución constructiva original (pilares de durmientes), con la intención de mantener su identidad tectónica y gama cromática predominante. La segunda, habilitar parte de la cubierta como superficie útil, con el fin de dotar al edificio de un espacio exterior habitable, cualidad fundamental para un local que se utiliza principalmente en verano.
El nuevo volumen se conformó a partir de una estructura rígida perimetral con objeto de liberar la mayor cantidad de espacio al interior y de soportar el nuevo techo habitable, el cual se extiende a lo largo de todo su frente. Se optó por un sistema estructural mixto en base a bastidores metálicos arriostrados por durmientes reciclados, los cuales a su vez conforman las fachadas principales del edificio.
El primer piso se configuró a modo de cobertizo, el cual alberga tanto al comedor principal como a la barra de atención; dispuesta estratégicamente en la parte posterior de este, entre el espacio público y los servicios de apoyo (cocina, bodega, baños, etc.) de manera que permitiese un control visual de todo el recinto.
El cielo, hecho a partir de un entramado de coligues, , cubre la totalidad del recinto y actúa a modo de paño de luz, tamizando tanto la iluminación natural en el sector trasero de la barra, como la artificial durante la noche.
La habilitación de la terraza superior permitió vincular de al nuevo local con su entorno, al favorecer la relación visual de este con la playa de Cachagua, condición prácticamente inexistente en el edificio original. Las vistas se controlaron mediante la incorporación de mamparas de coligues, las cuales dotan al recinto de un respaldo y lo direccionan hacia las vistas predominantes.
Con objeto de generar un nexo más directo con el flujo peatonal proveniente desde el polo comercial de Cachagua, se invirtió la ubicación del acceso hacia el costado poniente, aprovechando a su vez la menor diferencia de nivel existente con la calle. El nuevo hall de acceso se dispuso como un espacio intermedio, el cual distribuye las circulaciones tanto hacia el interior como a la terraza superior del local.
Como principal operación paisajística, se optó por restaurar la jardinera original y enchaparla en barro, de modo que esta actuara como zócalo del inmueble. El nuevo volumen se posa sobre esta y se deja en volado su costado inferior (donde se removió el antiguo acceso), permitiendo otorgarle una mayor presencia hacia el flujo proveniente desde el oriente.