Obra: Hornos Tabaqueros Arquitecto: Manuel Alejandro Ortiz Espinoza Ubicación: San Diego, Comuna de San Clemente, VII Region, Chile Proceso de diseño: Abril – Septiembre 2009 Proceso Construccion: Diciembre 2009 – Marzo 2010 Materiales: Acero, Vidrio, Madera, Malla Raschel Superficie Total: 94m2
Muchas veces la construcción del paisaje de producción se elabora partir de tipologías de edificios o de objetos industriales, que construidos para una finalidad concreta, se emplazan en la periferia de los pueblos formando una secuencia continua que se repite indefinidamente en el valle central. Esta arquitectura refleja un tiempo y un pensamiento propio de una economía agrícola pre-industrial, que esta irremediablemente condenada a desaparecer.
Intervenir estructuras “sobrantes”, fue mi interés al salir a buscar tipologías que se repetían en un paisaje de producción, al encontrarme con ellos me atrajo su volumetría y su relación con el entorno, como canteras medievales emplazadas de a pares en el territorio del Maule, desnudas al paisaje revelando su sensualidad material. Tomé dos hornos de secado de tabaco; vacié su interior productivo, y con ello su espíritu de época, su historia, y su costumbre.
Este nuevo vacío que obtuve, lo describe muy bien Matta Clark en uno de sus escritos como: “El espacio que hace falta para alojar al enemigo, El espacio que hace falta para alojar a los amantes, el espacio que hace falta para esquivar una bala, el espacio que hace falta para sacarse el sombrero.”
Estos lugares sobrantes -a una mayor escala-, afectan la vida de una comunidad, rompen “el rito”, -que no es mas, que el modo como quisieron vivir y producir en este territorio-. Menciono “el rito” ya que tiene mucho que ver con el paisaje de producción, y la manera como cada proceso necesita repetirse para que acontezca un hecho, Aldo Rossi decía “si tuviera que hablar de la arquitectura diría que es más bien un rito que un acto creativo, porque conozco perfectamente las amarguras y el consuelo del rito. El rito nos consuela con la continuidad, con la repetición, nos obliga a oblicuos olvidos, porque, no pudiéndose desarrollar, cualquier cambio significaría su destrucción “.
Estos “cambios” que habla Aldo Rossi reflejan la persiste falencia de la renovación a través de la modernización en el paisaje productivo de estos objetos industriales, que desgastados y descuidados, llenos de historias y costumbres deben ser Re-activados para orientar su producción agrícola.
De esta manera, la intervención de vaciar el interior productivo de un horno tabaquero para ganar un nuevo interior, servirá no sólo para acoger un nuevo oficio, sino una nueva historia y una nueva costumbre. Tal vez como un cuerpo que se devora a si mismo, escupiendo su pasado, liberando su construcción de maquina de producción a un lugar vaciado para nuevos contenidos.
