Siguiendo las publicaciones de los resultados de Concurso para el Pabellón de Brasil en la Expo Milán 2015, esta vez presentamos la propuesta de Studio Arthur Casas, vencedor de la competencia. Aquí están las fotos, láminas informativas y una descripción del proyecto.
En un país que tiene a la diversidad como uno de sus principales atributos, la manera pluralista de llevar la vida se ve reflejada en todas las esferas del conocimiento humano. En Brasil, la producción y el consumo de alimentos están en constante evolución, reinventando soluciones que mantienen aguda la curiosidad de una jóven nación de 515 años. Aliados a la tecnología, estas evoluciones componen una escenario prometedor y significante para la construcción de un mundo moderno y democrático.
La agricultura brasilera encabeza la alejada armonía entre el crecimiento y desenvolvimiento, nivelando el bien estar individual y colectivo. De este modo, su futuro es definido a partir de la organización en red, es decir, la conexión entre individuos que comparten la misma misión con socios capaces de fortalecer sinergias en busca de un propósito.
Al contrario de las enyesadas estructuras organizadas uniformemente, la res es flexible, fluída y descentralizada. Por ser plural, es que permite la convivencia natural entre la diversidad, manteniendo y valorizando las particularidades de grupos o personas involucradas. Este intercambio de conocimientos y habilidades, además de maximizar los beneficios, se alinean con la visión contemporánea de la sociedad.
Esa esencia no-jerárquica siempre fue propia de la agricultura, pero su concepto no podría ser más actual. Los pasos de la hsitoria agrícola evolucionaron exponencialmente con la Revolución Industrial y ahora avanzan a los pies de la Era Digital. Hoy, Brasil es el protagonista entre los mayores productores mundiales de arroz, café, cacao y frutas - representados en espacios de esta exposición.
Paralelamente a estos exponentes de producción brasilera, se encuentran los códigos culturales dominantes en la identidad nacional. Son rasgos característicos de este pueblo, detectados en una investigación del lenguaje titulado "El sueño Brasilero", interpretados por Box1824. A partir de análisis semióticos sobre los códigos brasileños más visible en las diferentes culturas (Inglaterra, Alemania, Francia, China, India, Colombia y Nueva Zelanda), el estudio cruzó la imagen interna y externa del país, detectando la cuatro mayores vocaciones del brasileñas: Imperio de Colores, Fusión Creativa, Sabiduría Natural y Poder Humano.
Distribuidas en una red de ciudadanos trabajadores, estas características construyen lo más fértil de nuestros terrenos para proyectos e ideas transformadoras. Es por medio de la unión de ellas que Brasil organiza su cultura popular.
Multicoloridas, las frutas simbolizan lo más común de los estereotipos de Brasil vistos desde el exterior: el Imperio de Colores. Es la alegría innata, la fiesta infinita, la ligereza del espíritu que está presente en el bienestar físico y emocional.
Tienen cacao, esto decodifica la Fusión Creativa de la diversidad brasileña, que vive la creatividad sin necesitar de su institucionalización. Esa libertad de experimentaciones siempre tiene un papel de subvertir el status quo, encontrando en la escasez de recursos la gran motivación para la innovación. Las culturas periféricas que transitan en el corazón del país.
El arroz trae Sabiduría Natural que proviene de la naturaleza y de las personas. Es el conocimiento del poder funcional de la biodiversidad, una hernencia indígena que inspira el redescubrimiento constante de una nación siempre curiosa por su folclore.
Por último el café representa la inclusión social generada por el Poder Humano típicamente brasilero. El foco en las relaciones humanas hace de brasil un lugar donde la ciudadanía y la ética dialogan simultáneamente con diferentes creencias, generando flexibilidad diplomática. Es el calor que aproxima a la gente y convida a sentarte y conversar.
Brasil ya se distribuye en red. No es de extrañar que nuestra red hidrográfica es la mayor del mundo. Ser audaces en Cosmococas de Helio Oiticica, las delirantes instalaciones de Ernesto Neto o el equilibrio marítimo de Dorival Caymmi, la red marca una fuerte presencia en la iconografía cultural brasilera. El potencial contenido en su lógica impulsará aún más la agricultura y las artes nacionales en los próximos años; cuanto más personas se conecten y distribuyan, más energía - y, por lo tanto, crecimiento - habrá. Esta total conectividad es el futuro deseado por Brasil.