- Área: 183 m²
- Año: 2014
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Fotografías:Juan Dúran Sierralta , Pablo Casals-Aguirre
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En nuestra sociedad estamos acostumbrados en percibir la arquitectura como un lujo. Podemos entender el lujo en el sentido de algo valioso y a la vez escaso. Estamos de acuerdo con lo primero, pero probablemente en lo segundo los arquitectos no hemos sido lo suficientemente insistentes para construir un entorno de mejor calidad. Ahora, si entendemos el lujo a la manera de Munari, nos daremos cuenta que en general la producción arquitectónica de nivel está asociada a una utilización impropia de materiales costosos, y esto produce una brecha de desigualdad, en la medida que los beneficios del buen diseño sólo pueden aprovecharse por aquellos que pueden financiarlo. Por lo mismo, y con el objetivo de acercar el diseño a una rango mayor de la población, llevamos un tiempo buscando lograr la mejor relación entre calidad de diseño y costo. Para ello hemos partido de la hipótesis de que la racionalización de la construcción debe definir las leyes del diseño, y en ese sentido, hemos optado por diseñar proyectos que optimicen las condiciones materiales de sistemas constructivos de bajo costo y simpleza tecnológica. Aprovechar de base las propiedades dimensionales de los materiales de construcción redunda en un aprovechamiento de material que reduce tiempos y baja los costos de una obra de arquitectura.
En el caso del Hostal Ritoque nuestras inquietudes conceptuales por el buen diseño de bajo costo coincidieron con el punto de equilibrio entre los deseos y el presupuesto del mandante. Como suele suceder en Chile, los deseos son altos y el presupuesto es bajo. Es normal, quién no es parte del rubro, no sabe cuánto cuesta una obra construida, pero con toda propiedad, espera que la inversión de su vida cumpla con todas las expectativas que sugiere su imaginación. Entonces para reducir costos, y tratándose de un proyecto ubicado fuera de un contexto urbano, partimos por seleccionar las tecnologías y la mano de obra local. Es decir, contactamos a los “maestros” responsables de la tipología constructiva de la zona –arquitectura sencilla en madera aserrada de pino- y abstrajimos un catálogo constructivo por partidas según las soluciones más comunes del lugar. Esta decisión permitió bajar costos de transporte, y tb. en el porcentaje de utilidades del proceso constructivo.
Una vez enterados sobre del sistema constructivo, la segunda clave consistió en una optimización dimensional de las escuadrías más utilizadas, tomándolas como unidad proyectual, geométrica, y definiendo la mayoría de las medidas del proyecto según su largo total, 3,2 metros, largo comercial mas común de la madera. Se define esta medida como el ancho de la crujía de los distintos volúmenes que componen el proyecto. Esta decisión no produjo en sí un ahorro sino más bien el valor agregado de ajustar, en general, espacios a una medida mayor que la que tienen la mayoría de los elementos constructivos (2,4m).
El Hostal Ritoque está ubicado en el extremo norte de la playa de del mismo nombre, mirando hacia el suroriente, un sitio ancho, de poco fondo, y con una pendiente pronunciada. El programa se dividió en 5 unidades volumétricas independientes, tres volúmenes para piezas, un volumen de servicio con espacios comunes y un departamento. Cada una de ellas se distribuye en la planta buscando su independencia y la mejor orientación hacia el paisaje. En el corte, todos los volúmenes se levantan sobre el suelo para garantizar la vista de la playa. Sin embargo, y debido a que mantienen una misma crujía, su largo va variando y por lo tanto se van topando de manera diferente con la pendiente del terreno, las crujías se van desfasando, lo que genera diferencias de medios pisos o niveles, utilizándola como estrategia para solucionar el programa en poca superficie construida. Eso produce que la altura de cada uno de los volúmenes varíe. Para elevarse, cada volumen posee una estructura de pilotes de 8” de diámetro sobre poyos de hormigón, ubicados cada 3,2 m. Diagonales en la misma escuadría arriostran este espesor en ambas direcciones. Sobre los pilotes se construye una plataforma con vigas de madera de 2x10” y 2x8”. Este plano recibe la estructura de los volúmenes, hecha básicamente con pilares de pies derechos, soleras y cadenetas de 2x4”. En el caso de los volúmenes con crujías de dos pisos, la estructura de la plataforma de suelo se repite, lo mismo el plano del techo. Las cubiertas se solucionan inclinando levemente la estructura para evacuar el agua a través de un corta gotera ubicado en el extremo más bajo.
Cada volumen tiene ubicados los servicios hacia la pendiente, por lo tanto su volumetría respectiva también se adapta y eleva sobre los espacios habitables. El desfase resultante se aprovecha para luz cenital. En el lado contrario, hacia el mar, cada volumen retira su plano de cierre hacia el interior para dejar espacio a balcones. Este plano es el único abierto a la vista y la luz, e integra crucetas para arriostrar los volúmenes en el eje transversal. El revestimiento de los muros longitudinales es continuo de tabla de 1x4” por el exterior tratado, dispuesta de manera vertical, y continuo de tabla de1x4” y 1x2” por el interior, dispuesto de manera horizontal, tanto en muros como cielos y suelos marcando la dirección de las vistas. En las terrazas sólo queda la estructura del plano y el revestimiento exterior, favoreciendo la iluminación y la ventilación.