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Arquitectos: Carlos Arroyo Arquitectos
- Área: 354 m²
- Año: 2007
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Fotografías:Miguel de Guzmán
Nos encontramos en el desierto de Tabernas, en Almería, en un valle famoso entre cinéfilos por ser escenario de cientos de películas, desde clásicos como Lawrence de Arabia o Cleopatra y míticos westerns como Por un Puñado de Dólares, hasta éxitos recientes como 800 Balas, Camino o La Posibilidad de Una Isla.
Uno de los retos del proyecto es intervenir en ese paisaje mítico estableciendo un dialogo, pero manteniendo la vigencia de las viejas ficciones. Construimos un oasis en el cual puedan descansar los actores principales de la película, pero sin cortar el tiro de cámara.
Los espacios de nueva construcción son discretos, invisibles, camuflados entre los bancales, bajo la tierra, tras los enormes pinos. Las habitaciones y el estudio de pintura de la propietaria se funden con el terreno, construidos bajo una colina artificial que se cubre de flores. En el corazón de la colina está el dormitorio. Entre los bancales aparece una alberca blanca, larga y estrecha, que sirve como piscina de natación. Bajo el nivel de la piscina hay un rincón de sombra con una mesa de mármol donde refugiarse del calor de agosto.
El proyecto es, en parte, rehabilitación de una casa-cortijo de construcción típica tradicional almeriense, cubos encalados en blanco y cubierta plana. En esos espacios más antiguos no se toca prácticamente nada ni en exterior ni en interior, dejando los encalados originales con sus irregularidades y las marcas del tiempo. Tan solo se sustituye el pavimento, a través del cual se introducen las nuevas instalaciones de calefacción, electricidad y agua.
Encuentro entre ficción y realidad, entre lo nuevo y lo viejo, entre los visitantes que pueden alquilar parte de la casa y su habitante cotidiana, la casa es también un encuentro entre necesidades diferentes, unidas y separadas por un patio lleno de agua. Sin embargo, una pequeña abertura (“pasagatos”) permite que el gato de la propietaria circule libremente por todas las zonas de la casa, sin necesidad de cruzar el patio inundado.
El patio central, así como el cerramiento del salón y la cobertura del porche de entrada, se cierran con lo que llamamos “higuera instantánea”. Es una doble celosía con siluetas de ramas y hojas de higuera, de chapa cortada con láser y galvanizada. Las dos capas están desfasadas según el ángulo solar, de modo que en invierno dejan pasar la luz del sol, mientras en verano arrojan sombra tupida. Como las higueras naturales, pero sin esperar a que crezcan.
Al oeste, los espacios se funden con la vegetación solapándose con los bancales y la colina artificial. En cambio el ala este de la vivienda es declaradamente ortogonal, alineándose con el camino procedente del núcleo urbano de Tabernas.
A quince minutos del aeropuerto de Almería y con una conexión a Internet ultra-rápida, un antiguo cortijo en el desierto de Almería se convierte, además, en una vivienda hiperconectada, que permite a su otro propietario trabajar cotidianamente en la Bolsa de un país asiático.