Después de casi cinco años de fabricación, Network Rail inauguró el miércoles pasado el puente de energía solar más grande del mundo: el Blackfriars Bridge sobre el río Támesis. Parte de un proyecto de colaboración con la empresa Solarcentury, el techo del puente de 6000 m2 ha sido cubierto con 4.400 paneles fotovoltaicos, los que proporcionarán la mitad de la energía necesaria para el funcionamiento de la estación londinense. Se espera que los paneles puedan reducir las emisiones de carbono de las estaciones por un estimado de 511 toneladas al año, lo que reduce aún más la huella de carbono de sus rutas de tren dentro del sureste de Inglaterra.
"Los trenes eléctricos ya son la forma más ecológica de transporte público; ahora este techo ofrece a nuestros pasajeros un viaje aún más sostenible", comentó David Statham, director general de First Capital Connect."El techo distintivo se ha convertido además en un ícono visible desde varios kilómetros a lo largo del río Támesis". El puente también actuará como una anuncio importante de los esfuerzos que está haciendo Londres para convertirse en una ciudad sostenible.
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