En el último tiempo se ha convertido en un intenso debate el futuro de la arquitectura de la era comunista en Polonia. Los grandes y llamativos edificios tienen mucho que decir. Por un lado, están los críticos, quienes ven en estos edificios un “feo” recuerdo de un pasado indeseado que es mejor olvidar. Por el otro lado están los defensores, quienes argumentan que estos edificios son parte de un patrimonio nacional. Según The Economist, en un artículo publicado recientemente, el debate ha tomado forma entorno a diferentes edificios en Polonia desde el Palacio de la Cultura y la Ciencia (Palac Kultury i Nauki) hasta edificios residenciales.
Antiguamente conocido como el Palacio Joseph Stalin de la Cultura y la Ciencia (PKiN), diseñado por el arquitecto Lev Rudnev, fue un regalo del pueblo soviético para Polonia. Actualmente, con más de 230 metros de altura, es el sexto edificio más alto de la Unión Europea y puede verse desde toda Varsovia. El edificio cuya construcción terminó en 1955 se ha convertido en símbolo de contradicciones y de dominación soviética.
La estación de buses de Kielce de PKS fue construida en los años 50 y fue sede de una explosión de gas el año 1979 en que 70% del edificio fue destruido. Los dueños dicen no querer invertir en ella permitiendo que esta se caiga sola. La forma de OVNI que pareciera salir directamente de una película de ciencia ficción probablemente sea reemplazada con una moderna estación de buses y un nuevo centro comercial.
Por el otro lado esta el edificio del banco de la Rotonda inaugurado el año 1966. El edificio de forma inusual es un ícono de la ciudad de Varsovia. Su forma circular diseñada por el arquitecto Zbigniew Karpiński, se ha convertido en un extraño punto de encuentro y espacio para locales comerciales. Sin embargo, al igual que varios edificios de la época, sufre de problemas relacionados a la ventilación el cual ha convertido este y otros edificios en verdaderos saunas durante el verano. The Economist dice que “a pesar de sus defectos hubo indignación cuando para el edificio PKO, los operadores del banco, plantearon la idea de aplanar la rotonda y sustituirla por algo bonito, nuevo y práctico…” Para muchos la rotonda va más allá de sus problemas, es una pieza única y parte del legado moderno de Polonia.
Este evento marcó un hito para los edificios de la era comunista polaca. Los edificios necesitan reparación, ya que se han convertido en lugares depresivos y oscuros. Jakub Szczesny, arquitecto de la casa más angosta del mundo, teme que el patrimonio de Polonia desaparezca por lo cual decidió comenzar una batalla para crear conciencia. Szczesny dice que los edificios no son apreciados por las personas, lo que ha llevado a la demolición de estos, "Los edificios debieran ser renovados y reparados pero no demolidos, ya que constituyen parte de la historia de un país que no debiera desaparecer."
Puedes encontrar el artículo publicado por The Economist haciendo click aquí.